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08 de mayo de 2024

Sophia Vari

Sophia VariEFE

Sophia Vari (1940-2023)

La modernidad de la escultura clásica

Conocida por ser la mujer del pintor Fernando Botero, la griega Sophia Vari tuvo también una vida artística propia, conjugando diversas disciplinas, entre las que destacan la pintura, la escultura y el collage

Sophia Vari icono
Nació en Atenas el 28 de noviembre de 1940 y murió en la misma ciudad el 5 de mayo de 2023

Gloria Zea Sophia Canellopoulos

Artista, pintora, escultora, joyera y collagista, esta griega nacionalizada colombiana recibió numerosos premios y honores, y su trabajo ha sido exhibido en galerías y museos de todo el mundo.

La pintora y escultora griega Sophia Vari, esposa del pintor colombiano Fernando Botero, ha fallecido en Mónaco a la edad de 83 años, según han informado fuentes culturales que lamentaron el deceso de la artista de origen griego pero nacionalidad colombiana.
«Con profundo pesar lamentamos la muerte de la artista, esposa y gran amor de Fernando Botero, Sophia Vari, quien falleció a la edad de 83 años. Nuestras condolencias para el Maestro, sus familiares y amigos», ha explicado la red cultural del Banco de la República.
Vari, que nació en 1940, centró su trabajo artístico en la pintura, la escultura monumental y los collages en tres dimensiones y «su obra ha sido reconocida en la tendencia de la moderna escultura clásica».
Pero Vari no nació Vari. Con tres meses de vida, Sophia Canellopoulos hizo el viaje más importante de su historia: el que emprendió su familia desde Grecia hasta el exilio en Suiza durante la Segunda Guerra Mundial. Era 1940 y a 9.000 kilómetros de distancia Fernando Botero, nacido en Medellín, ya era huérfano de padre y soñaba con ser torero.
Pero tardaron en encontrarse. Tendrían que pasar más de tres décadas para que se cruzaran en un apartamento de París, donde el destino los unió a través de una amiga común a principios de los años setenta. Se gustaron al instante, pero, como contó una vez la escultora, el romance no empezó allí porque ella aún no estaba divorciada de su primer marido.
Se casaron en 1960 en un matrimonio acordado por sus familias y es el padre de su única hija, Ileana, nacida en París hace más de 60 años. Pero a pesar de que Sophia era artista reconocida desde que estudió en la Escuela de Arte de París en los sesenta y ha celebrado un centenar de exposiciones, su biografía hasta unirse a Botero, con quien se casó en 1978, es complicada de rastrear.
Aunque experimentó un tiempo con la pintura, encontró el medio que marcaría su carrera: la escultura. La monumentalidad y tridimensionalidad le permitieron explorar durante años la belleza de la forma humana entre lo abstracto. Sin embargo, como ella misma explicó, no había artistas en su familia: «Por parte de mi padre eran industriales y políticos, pero yo me crie con mi abuela materna, a la que adoraba; se llamaba Sophia, como yo. Era una mujer muy especial, fanática de la música y de todas las artes y me inculcó todo su amor por la cultura. Al mismo tiempo era muy estricta; para ella el estudio y la disciplina eran lo primero, aunque también sabía ser afectuosa».
Su educación comenzó en la escuela privada Philston de Atenas y luego, en 1957, fue enviada a estudiar inglés al Reino Unido. Entre las reuniones que su padre sostenía con personajes influyentes del mundo de la política y la cultura, Vari conoció a personalidades como Winston Churchill o la diva de la ópera María Callas, cuyo incentivo fue el empujón final que llevó a la joven griega a las artes, de acuerdo con el libro de Justin Spring sobre ella.
Con su primer marido se instaló en París, donde se matriculó en la École des Beaux-Arts. Tras divorciarse y unirse a Fernando Botero, encontró su lugar: «Hubo un momento, después de que empecé con la escultura igualmente figurativa y clásica, en que tuve mucho respeto por lo que se ha hecho a lo largo del tiempo y empecé con la abstracción, convencida de que da la libertad que no da la figuración. Para mí y mis convicciones del arte, la composición de los volúmenes y el espacio, la armonía entre ellos me hizo sentir esclava de la figuración porque no me permitía esa composición, esa melodía que yo quería con los volúmenes», dijo la artista al diario El Colombiano en 2012.
En los años 90 regresó al color, después de haberse centrado en el bronce y en el mármol. Experimentó también con la joyería: comenzó por una pequeña maqueta que estaba en su estudio y así creaba sus joyas.
La obra de Sophia Vari ha sido en Colombia, Estados Unidos, Mónaco, Francia, Suiza, España, Grecia e Italia. Acompañó a Fernando Botero en todos sus viajes y, cuando se movían entre las casas que tenían alrededor del mundo, lo hacían para «alimentar el proceso creativo». En esos viajes continuaba creando y dejaba reposar sus obras, siguiendo el principio de regresar más tarde a ellas con un ojo crítico. «Es como tener un espejo en el que tú puedes mirar las cosas y verlas al revés. En ocasiones encuentro que no funcionan y las descarto. Poner distancia por un tiempo hace que la obra se decante y se mire como si no fuera tuya».
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