Teniente General Ali Duba (1933-2023)
Entre los espías de élite más temidos de Oriente Medio
Fiel entre los fieles de Hafez El Assad, que le nombró jefe de la Inteligencia Militar, secundó todas las aventuras del dictador, incluidas la más sanguinarias
Nació en Qurfais (Siria) en 1933 donde murió el 21 de junio de 2023
Ali Issa Ibrahim Duba
Militar desde 1955, fue agregado en las embajadas de Londres y Sofía entre 1964 y 1968 antes de iniciar su carrera en la Inteligencia Militar, que dirigió entre 1973 y 2000.
Brotaron las especulaciones entre los observadores de los entresijos del régimen sirio allá por febrero de 2000, cuando se anunció el cese del teniente general Ali Duba como jefe de la Inteligencia Militar, al frente de la cual llevaba más de un cuarto de siglo. Algunos pensaban que se enmarcaba en la campaña contra la corrupción –Duba había amasado una considerable fortuna gracias al narcotráfico y a diversas actividades especulativas– exigida por Bachar El Assad, que se disponía a suceder a su padre, ya frágil de salud; otros se decantaban por la voluntad del heredero de proceder a la eliminación preventiva de un poderoso rival que había empezado a maniobrar para asumir el poder supremo. En todo caso, el padre satisfizo los deseos del hijo y Duba desapareció de la vida pública del país árabe.
No tanto de la memoria de los sirios en general ni de la comunidad suní en particular –controlada por los Hermanos Musulmanes–, principal víctima de la feroz represión desatada a raíz de la revuelta de Hama en 1982, saldada con decenas de miles de muertos y en la que Duba jugó, un papel clave, junto con Rifat, el polémico hermano del presidente. La sanguinaria actuación no fue óbice para que dos años más tarde, en 1984, fuera el encargado de contactar con los Hermanos Musulmanes con un mandato claro, según refiere The Historical Dictionary of Syria: amnistía a cambio de la renuncia a la insurrección armada. La propuesta fue rechazada.
También es muy probable que Duba asumiera el mando supremo en Siria a finales de 1983, durante la baja por enfermedad de Asad. Disponía de los medios para ello: además de ejercer una férrea autoridad sobre la Inteligencia Militar, formaba parte de varias estructuras gubernamentales y era miembro del comité central del Baaz, el partido único. Está fuera de toda duda eficacia con la que Duba manejó la contrainteligencia siria durante el último lustro de la Guerra del Líbano, así como el papel decisivo que jugó en la doble expulsión de Rifat –del país y de los círculos de poder–, cuando éste pretendió derrocar a su hermano.
La acumulación de poder protagonizada por Duba solo se explica por su fidelidad a Asad, cuyo inicio se sitúa en el apoyo sin fisuras que le prestó durante el exitoso golpe de Estado de 1971. Por aquel entonces, era el número dos de la Inteligencia Militar, con responsabilidad sobre el área de Damasco. En 1973, se convirtió en jefe indiscutible. Ni siquiera los graves errores de apreciación durante la Guerra del Kipur mermaron la confianza que en él tenía depositada Asad.
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