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EFE

Matteo Messina Denaro (1962-2023)

Un capo entre los capos

Era considerado como la principal figura de Cosa Nostra tras las muertes de Salvatore Riina y Bernardo Provenzano

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Nació el 26 de abril de 1962 en Castelvetrano (Italia) y falleció el 25 de septiembre de 2023 en Coppito (Italia)

Matteo Messina Denaro

En el momento de su muerte cumplía siete cadenas perpetuas por crímenes de los que nunca se arrepintió. Se negó a colaborar con la Justicia. Era considerado como el principal capo de Cosa Nostra tras las muertes de Salvatore Riina y Bernardo Provenzano.

Chulesco se puso Matteo Messina Denaro en su primera comparecencia ante los fiscales de Palermo después de su arresto el pasado enero, tras una fuga que había durado 30 años.

«Me tenéis aquí por la enfermedad, sin ella no me tendríais», aseveró. Sin embargo, el tono correspondía, sobre todo, a una honda frustración: hubiera preferido morir prófugo, al igual que su padre, Francesco, Don Ciccio, que huyó de la Justicia allá por 1990 y cuyo cadáver fue encontrado ocho años más tarde, bajo un olivo y pegado a una pared, en algún lugar del campo entra Mazara del Vallo y Castelvetrano.

Castelvetrano, municipio situado en el extremo occidental de Sicilia, a unos 100 kilómetros de Palermo, es el «feudo» histórico de los Messina Denaro que, como no podía ser menos, el hijo «heredó» a la muerte del padre. Pero las ambiciones del nuevo capo traspasaban con creces los confines originarios de su clan.

Lo menos que se puede decir es que no tardó en apuntar maneras: en 1991, él asistió a una tristemente célebre reunión en la que, según los fiscales, las familias de la Mafia siciliana decidieron librar una guerra contra el Estado italiano, llevando a cabo los asesinatos y atentados de alto nivel de principios de la década de 1990. Fue esa ola criminal, la que acabó con las vidas, entre otros, de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, en mayo y julio de 1992. Messina Denaro era, de hecho, el último en ser capturado de los implicados en aquellos dos atentados.

Su ascenso en la jerarquía del crimen organizado se vio facilitado por su asociación al «clan de Corleone», encabezado por Salvatore (Toto) Riina, otro capo de capos, de quien se dice que consideraba a Messina Denaro como a un hijo. Un punto de inflexión se produjo en 1993, gracias al testimonio de un arrepentido –conocidos como pentiti– que relacionó Messina Denaro con varios asesinatos. Al aludido no le quedó más remedio que pasar a la clandestinidad.

Mantuvo desde su nueva condición un férreo control sobre su feudo en su territorio, a través de los métodos tradicionales de Cosa Nostra –ley del silencio, intimidación…– y también mediante la participación en donde en negocios legales, como agencias de viajes, supermercados y empresas de energías alternativas. Se comunicaba con sus aliados mediante cartas y mensajes que evitaba escribir personalmente y exigía que se quemaran una vez leídos. El golpe de genio de Messina Denaro consistió en saber aprovechar las oportunidades brindadas por la globalización: extendió ampliamente sus redes por Europa y América.

Asimismo, su currículum de capo debía contar con un balance sanguinario: los conocedores de ambientes mafiosos calculan que estuvo implicado en alrededor de 50 asesinatos; entre ellos, el de un niño de doce años, hijo de un rival, al que disolvió en ácido. Como ha señalado el ex fiscal antimafia Pietro Grasso: «Con la muerte de […] Messina Denaro termina una vida llena de violencia, tramas y misterios. También termina una época de la Cosa Nostra, pero no Cosa Nostra. Cosa Nostra no terminó con la muerte de Riina, ni con la de Provenzano, ni termina hoy. Cosa Nostra cambia, evoluciona, se transforma, pero sigue siendo el principal obstáculo para una Sicilia y para una Italia libres del yugo de la violencia, del chantaje y de la pobreza».

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