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06 de mayo de 2024

El torero valenciano Ricardo de Fabra

El torero valenciano Ricardo de Fabra en 1971EFE

Ricardo de Fabra (1945-2023)

El torero retirado que se llevó en brazos a Paquirri

El matador valenciano, conocido por su valor, tomó la alternativa en su tierra en 1968 y se cortó la coleta en 1983

Ricardo de Fabra

Ricardo de Fabra Esteve

Nació el 17 de diciembre de 1945 en Alcácer (Valencia) y murió en Torrente (Valencia) el 26 de septiembre de 2023

Novillero de éxito, durante sus primeros años como matador se mantuvo entre los primeros del escalafón de su época gracias a su enorme valor natural

ARicardo de Fabra, novillero de postín en Valencia después de ser casi un muletilla famoso sin tradición, le dio la alternativa Julio Aparicio, con Diego Puerta de testigo. Aquella tarde el torero de la tierra cortó una oreja e iban a recibirle las principales ferias y plazas de España, donde se ganó buen nombre, hasta su confirmación en San Isidro aquel mismo año: 1968.
Quienes le vieron y le conocieron le definen como un torero clásico, sobrio y valiente, lo que no le impidió ser armónico con el capote. De gran carisma, fue representante singular de los toreros valencianos en una época repleta de grandes figuras entre las que destacó gracias a su valor natural.
Estuvo allí arriba durante un lustro, cuando su figura comenzó a decaer sin haber alcanzado la cumbre que prometía. Ídolo de jóvenes toreros, como El Soro, le recordaban como uno de aquellos cromos codiciados del fútbol, pero sobre el albero en vez de sobre la yerba. Su padrino de alternativa, el maestro Aparicio, dijo de él que era «un torero con mucha personalidad y solera que nunca perdió la seriedad de su concepto».
Se retiró de los ruedos el 15 de mayo de 1983 en Valencia con El Soro y Emilio Muñoz en la terna. Como el día de su alternativa, cortó una oreja y fue paseado a hombros antes de que Juan Bautista Martí, su antiguo apoderado, y su compañero Emilio Muñoz le cortaran la coleta.
El diestro sevillano dijo de él: «Fabra siempre me pareció un torero honrado, sobrio y muy capaz. Lo daba todo en el ruedo. Tenía un concepto clásico en la línea de los valencianos. Fue un honor y una responsabilidad cortarle el añadido, de hecho, en mi despacho tengo un cuadro como agradecimiento de aquella tarde tan emotiva», confesó el antiguo novillero prodigio y figura posterior.
De Fabra vivía en Torrente donde compaginaba su afición a los toros con la de los caballos de tiro. La afición, un año después del retiro, que le llevó a Pozoblanco la tarde de la tragedia de Paquirri, donde también toreaban El Soro y El Yiyo, quien murió un año después en Colmenar Viejo.
Después de que Avispado soltara al fin a Francisco Rivera, fue él, de paisano, quien primero saltó al ruedo a levantar a «Paco». Contó años después en la televisión con lágrimas en los ojos cómo le llevó a la enfermería cuya puerta abrió de una patada y vio con desolación que allí «no había nada». Paquirri murió más por la precariedad de los medios, entre curvas fatales camino de Córdoba, que por la gravedad de su herida, el mismo 26 de septiembre, casi cuarenta años antes, que Ricardo de Fabra.
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