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28 de abril de 2024

Nikolai Ryzhkov

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Nikolai Ryzhkov (1929-2024)

El valido de Gorbachov

Penúltimo primer ministro de la Unión Soviética, sus tímidas reformas económicas no hicieron sino acelerar el descalabro económico

Nikolai Ryzhkov icono
Nació en Toretsk (Ucrania) el 28 de septiembre de 1929, de padres rusos, y falleció en Moscú el 28 de febrero de 2024

Nikolai Ivanovich Ryzhkov

Político

Pese a que empezó como soldador en una fábrica, pudo cursar una formación académica y emprender una carrera en empresas estatales –dirigió una de ellas– antes de prestar sus servicios, a partir de 1979, en la burocracia del Partido Comunista. Fue primer ministro de la Unión Soviética entre 1985 y 1991. Parlamentario desde 1995 hasta 2023, apoyó la invasión de Ucrania en 2022.

Hubo un momento, durante los primeros años de su etapa como primer ministro de la Unión Soviética, en que Nikolai Ivanovich Ryzhkov alcanzó cierto prestigio entre la población. Porque daba la cara: fue el primer dirigente soviético que acudió a Chernobil apenas una semana después de la catástrofe nuclear y permaneció varios días en Armenia finales de 1988 tras el terremoto que causó alrededor de 25.000 muertos, coordinando las labores de rescate. Fue él, además, el que convenció a Mijail Gorbachov para que usase el transporte público, y no la limusina oficial, para desplazarse por la zona siniestrada.
Mas su principal cometido, para el que fue llamado por un Gorbachov recién elegido secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), consistía en relanzar la maltrecha economía soviética. Al principio, ambos compartían objetivos y métodos, sobre todo en considerar que las distintas vertientes de la perestroika debían reformar el sistema, no cambiarlo. El planteamiento era, pues, gradual.
En esa senda, Ryzkov expuso la situación sin florituras con motivo del discurso que pronunció en el congreso del PCUS celebrado en Moscú en 1986: «De todos los peligros», dijo, «el mayor es la burocracia. Crear la apariencia de trabajo. Escudarse tras una retórica hueca. La burocracia puede frenar la mejora del mecanismo económico, amortiguar la independencia y la iniciativa, y erigir barreras a la innovación».
A continuación, habló de la necesidad de una «reforma radical» y de «una profunda reestructuración», y dijo que los precios tenían que estar más estrechamente vinculados a los costes de producción y a la demanda de los consumidores, y que había que mejorar los incentivos para los trabajadores. «Hablando sin tapujos», dijo Ryzhkov, «la insistente necesidad de mejorar el sistema de control se ha subestimado en muchos aspectos hasta hace poco».
Unas palabras típicas de la nueva era. Sin embargo, los resultados tardaban en llegar y en 1988 afloraron entre Ryzkov y Gorbachov unas diferencias que se harían irreversibles con el paso de los meses e insostenibles hacia mediados de 1990. No solo por el fracaso de la Comisión Estatal para la Reforma Económica que presidía el primer ministro; también por la entrada en escena del cada vez más carismático presidente de la República Federativa Rusa, Boris Yeltsin, cuyos asesores habían pergeñado una terapia de choque, plasmada en el «Plan de los 500 días», que contemplaba, sin ir más lejos, la privatización de 46.000 empresas industriales y 760.000 empresas comerciales.
Ryzhkov amenazó con dimitir si Gorbachov aprobaba el plan. Como señala Katherine Spohr en Después del Muro, «seguir la línea de Ryzhkov (y, por tanto, dejar al mando a los mismos burócratas de Moscú que antes habían saboteado casi todas las reformas de Gorbachov) tan solo agravaría la constante caída económica». El líder soviético intentó buscar una vía de compromiso. En vano: tanto Ryzkov como Yeltsin elevaban la presión, cada uno por su lado y con intereses contrapuestos, sobre Gorbachov. A mediados de diciembre de 1990, Ryzhkov –que también extendió sus críticas a la forma en que Gorbachov negoció la reunificación de Alemania– sufrió un infarto, del que se repuso, pero que desembocó en su sustitución por Valentin Pavlov en enero de 1991. La desaparición de la Unión Soviética era cuestión de meses.
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