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Suzanne Massie

Suzanne Massie

Suzanne Massie (1931-2025)

La otra «dama» de la Casa Blanca de Reagan

Sus reuniones con el presidente, al margen de los asesores oficiales, facilitaron las relaciones con Gorbachov

Suzanne Massie

Suzanne Liselotte Marguerite Rohrbach

Hija del entonces cónsul suizo en Filadelfia, nació en Nueva York el 8 de enero de 1931 y falleció en Harrodsburg (Kentucky) el 26 de enero de 2025

En los 50 inició una carrera académica centrada en la cultura y civilización rusas y en 1984 empezó a asesorar a Ronald Reagan, al que pidió que la nombrara embajadora en Moscú: la solicitud fue rechazada

Suzanne Massie traspasó por primera vez los muros de la Casa Blanca el 17 de enero de 1984, avalada por su buena fama de profesora de lengua y civilización rusas. Estaba previsto que su primer encuentro con el presidente Ronald Reagan durase 5 minutos: se prolongó durante más de una hora. Ambos volvieron a reunirse 19 veces más: que Massie no formara parte del selecto plantel de analistas geoestratégicos de élite con los que cuenta Estados Unidos no pareció importar al presidente.

Como escribe el historiador James Mann en La rebelión de Ronald Reagan -un libro muy recomendable para entender los entresijos de los años inmediatamente anteriores a la caída del Muro de Berlín- Massie se convirtió en «la ventana de Reagan a la Unión Soviética», describiendo «al presidente el país y el pueblo ruso en términos que él entendió y consideró útiles».

Algunas de las originales reuniones entre ambos solían tener lugar antes y después de las cumbres que Reagan celebraba con Gorbachov. Una de ellas fue mediante el formato de un almuerzo privado en el que también participó Nancy Reagan. Semejante intimidad desató celos de otros colaboradores del presidente que, en sus memorias, intentan revisar su influencia a la baja.

Mann, sin embargo, escribe que Massie «jugó un papel más importante» de lo que generalmente se conoce: sirvió como emisaria no oficial, haciendo de emisaria oficiosa entre la Casa Blanca y el Kremlin. También, siempre según Mann, consiguió que evolucionase la perspectiva de Reagan sobre los rusos en general, poco después de que tildase a la Unión Soviética como el «imperio del mal». Posteriormente, Reagan empezó a acercar posturas con Gorbachov para aligerar la tensión nuclear.

Un útil ablandamiento de posturas, que terminó beneficiando al mundo entero, y al que Massie contribuyó sensibilizando al presidente sobre la cultura rusa. Por ejemplo, sobre la influencia de la Iglesia ortodoxa, pese a ser oficialmente un Estado ateo. También por medio de los refranes, especialmente uno, «Doveryai no proveryai», «confía, pero verifica», es decir, que la cooperación y la cautela pueden existir en igual medida. Un consejo muy útil en el ámbito de las relaciones internacionales. Reagan lo repitió en cada cumbre con Gorbachov.

La trayectoria de Massie, con todo, trasciende su relación intelectual con Reagan. Sin ir más lejos, en lo tocante a un episodio de su vida personal: casada entre 1952 y 1990 con el catedrático Robert Massie, uno de los hijos del matrimonio era hemofílico. Este drama desató el interés de ambos por el caso del zarévich Alexis y desembocó en una monumental biografía dedicada a sus padres, Nicolás II y la zarina Alejandra, que corrió a cargo de Robert. Mas la pasión de Suzanne por Rusia también culminó en una petición cursada a Vladimir Putin para que le concediese la nacionalidad. El mandatario ruso le dio satisfacción en diciembre de 2021, menos de dos meses antes de la invasión de Ucrania. Massie nunca se arrepintió de tan dudoso honor.

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