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18 de abril de 2024

Pecados capitalesMayte Alcaraz

La fina nariz de Odón

Es curioso que solo se le haya oído protestar e invocar escrúpulos morales cuando su partido se abstuvo en la investidura de Rajoy y ahora con el perfil de uno de los candidatos de Génova al Constitucional

Actualizada 04:09

Odón Elorza nos ha salido sensiblero y, ante los acuerdos entre PSOE y PP, su pituitaria percibió un hedor que le obligó a taparse la nariz. Votó ayer, según confesó en su Twitter (ese despacho ambulante donde trabaja a falta de otras labores que justifiquen los 4.185 euros que se lleva a casa todos los meses y los 22.000 anuales en dietas), con la nariz tapada. Comparto que los cuatro –los cuatro– candidatos pactados por PSOE y PP para el Tribunal Constitucional no son los más idóneos, cada uno por diferentes razones, para el máximo órgano de garantías del Estado. No solo Arnaldo, por el que rompió ayer la disciplina de voto junto a otros diez «rebeldes», tiene una biografía perfectamente mejorable, sino también el magistrado Sáez, al que Elorza apoyó telemáticamente sin taparse su selectivo apéndice nasal. Ese mismo leguleyo que defiende que los perroflautas y podemitas antisistema rodeen el Congreso para amedrentar a la soberanía nacional.
El que fuera alcalde de San Sebastián lleva más de 30 años en política. Y es curioso que solo se le haya oído protestar e invocar escrúpulos morales cuando su partido se abstuvo en la investidura de Rajoy (él, que fue regidor donostiarra en 1999 gracias al apoyo del PP) y ahora con el perfil de uno de los candidatos de Génova al Constitucional.
Si Odón tuviera esa conciencia ética de la que en puridad carece, su fino olfato hubiera gripado hace muchos telediarios ante el tufo a mentira y podredumbre del sanchismo. Supongo que para una nariz tan digna debe ser muy difícil de soportar tener de jefe de filas a alguien que se escondió tras una urna con cortina para atrincherarse en Ferraz; que fue socialdemócrata contra Madina y marxista contra Susana; que echó a una ministra por plagio mientras él sigue durmiendo en el colchón de la Moncloa con la tesis copiada; que nos recetó Dormidina a los españoles mientras él se encamaba con Pablo Iglesias; que colocaba banderas rojigualdas en los mítines a la vez que recetaba un Estado plurinacional; que prometía fortalecer el delito de rebelión mientras pactaba con Junqueras los presupuestos a cambió de su salida de la cárcel; que consolaba a Otegi por el suicidio de un etarra mientras despreciaba a las víctimas asesinadas por sus amigos; que colaba una mesa con relator internacional sin que haya un solo relator etarra que haya contado quién mató a 350 españoles cuyos asesinatos siguen sin ser esclarecidos; que se enteró tarde del virus para celebrar una liturgia feminista que ha expulsado del paraíso podemita hasta a las feministas de toda la vida; que el muerto de la covid se lo endosó a las comunidades mientras olvidó contar ataúdes que le estropearan su narrativa adolescente; que cerró el Parlamento y encerró a la gente contra el Estado de derecho...
Por eso, hemos de colegir que las tragaderas odoríferas de Elorza han debido de hacer callo ante semejante olla podrida y su pituita solo despierta cuando huele que se acerca el fin del spa que disfruta en la Carrera de San Jerónimo. 
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