España es el país de la OCDE que más ha subido los impuestos en 2020, el año de la pandemia. Así, de arranque, para que nadie crezca. Somos un país fiscalmente muy injusto. Ahora también sabemos que las economías regionales serían muy distintas si cada comunidad gestionase sus impuestos, al modelo federal. Por ejemplo, País Vasco, Navarra y Cataluña no serían tan beneficiadas como ahora. Tal vez hay que ser audaces y dejarles de una vez por todas que nos expliquen cómo van a vivir sin la solidaridad del resto de los españoles. Cataluña, con su deuda multimillonaria y su empeño en gastar donde no debe y en dilapidar su riqueza, podría darse un baño de realidad, lejos del espejismo fabulador de los independentistas. Me temo, sin embargo, que eso no llegará; o sí… En todo caso, sepa usted que en nuestro país pagamos cada día más impuestos con el Gobierno más derrochador, con más ministros, con récord de asesores, con la deuda disparada, el déficit en zona roja, más de tres millones de parados, la inflación por las nubes –y lo que vendrá–, y usted más «exigido» que nunca. Los ricos también pagan, pero son tan pocos en España, que apenas recaudamos de ellos. Aquí, como siempre, palma la clase media. Mientras en toda Europa bajan los impuestos, nosotros contribuimos más para pagar el colchón de Sánchez en la Moncloa. Esta metáfora significa dispendio en el falcon, cesión a los independentistas vascos y catalanes…, mientras la fiesta la pagamos nosotros.
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