La libertad no admite acotaciones ni límites, y menos aún, censuras. El PSOE ha decidido ponerse del lado de los que le tienen miedo a la libertad y por ello censuran a los periodistas cuyas preguntas no les gustan. Y no les gustan porque los colocan ante el espejo de sus contradicciones y evidencian la cobardía que implica la carencia de respuestas ante lo que los periodistas cuestionan. El portavoz del PSOE fue incapaz ayer de concretar el motivo real por el que en la casa de la soberanía del pueblo a una parte de ese pueblo se le tapa la boca. Que lo hagan los representantes del brazo político del movimiento terrorista ETA, lo entiendo. Que lo hagan los golpistas catalanes, también. Incluso la extrema izquierda, imitadora de las dictaduras comunistas. Pero que el censor, que el brazo que zahiere la libertad de expresión, sea el PSOE, nos tiene que llevar a una reflexión inquietante. Los socialistas de Sánchez –hay otros muchos, pero no son de Sánchez– han decidido deslizarse por la versión más intolerante y antidemocrática de la clase política. Ante semejante y alarmante situación, la pregunta es: ¿cuál será el siguiente paso del censor de la izquierda? ¿Cerrar medios? ¿Era esto la socialdemocracia que nos anunció Sánchez en Valencia o era una pinochada más del inquilino de la Moncloa? El PSOE se ha convertido en el problema al aliarse con filoterroristas y golpistas e iniciar una caza de brujas contra los periodistas. Se empieza censurando y se termina...
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