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30 de abril de 2024

Cosas que pasanAlfonso Ussía

Las escuelitas

Ese tipo de «escrache» puede resultar insoportable. Pero igual de insoportable cuando los afectados son gobernantes de Podemos como gobernantes del Partido Popular

Actualizada 12:37

Se sabía que el comunista –creo que es secretario de Estado de alguna cosa–, Enrique Santiago, no dudaría «si se dieran las circunstancias», en presentarse en el palacio de la Zarzuela para fusilar a la Familia Real en pleno, como hicieron con el Zar, la Zarina, el «Zarevich» y sus cuatro hermanas en Ekaterimburgo los sicarios de Lenin. Esas soluciones inmediatas y eficaces con balas de por medio se les dan muy bien a los comunistas. En el caso de Enrique Santiago, sus impulsos, frustrados hasta el momento que escribo, tienen justificación. La excusa del contagio, por cuanto el secretario de Estado que fusilaría, si pudiera, a la Familia Real española, ha sido abogado de las FARC y asiduo visitante de la narcoguerrilla más sanguinaria, brutal y poderosa de los últimos cincuenta años. Y los impulsos se contagian. Lo que ignorábamos todos es que compaginaba sus sueños regicidas con la más abrumadora de las cursilerías. Es un cursi. El mensaje que ha colgado en las redes solidarizándose con Irene Montero y Pablo Iglesias es demoledor. Pablo Iglesias e Irene Montero interpusieron una querella criminal por acoso a sus niños, por reincidentes «escraches» a su familia, contra un vecino de Galapagar. Se trata de una acción molesta, desagradable e incívica. Como fue molesto, desagradable e incívico el largo y ruidoso acoso que padeció la vicepresidente del Gobierno de Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría con su hija recién nacida, en su casa por parte de los podemitas y los comunistas, que son la misma cosa. Soraya no se quejó y soportó las molestias. Guardaban su casa una pareja de guardias civiles. Los Iglesias-Montero, reconocieron que ese vecino de La Navata con megáfono que no dejaba dormir a los niños les daba mucho susto. Su casa estaba custodiada por más de veinte agentes de la Guardia Civil. Ese tipo de «escrache» puede resultar insoportable. Pero igual de insoportable cuando los afectados son gobernantes de Podemos como gobernantes del Partido Popular. Los niños no tienen culpa de nada y necesitan dormir muchísimo más que Yolanda Díaz, tanto los hijos de los podemitas acosados por un vociferante, que los niños recién nacidos de los dirigentes del Partido Popular, acosados por un número indeterminado de energúmenos de los dos sexos. La llegada de Irene Montero y Pablo Iglesias a los Juzgados, se me antojó cementerial y sacrosantera. Vestidos de luto, ella con la mirada resignada al suelo, él protegiéndola al estilo más facha, con el brazo derecho sobre sus hombros, y uno y otra con expresión de trágico folclore. Pero lo importante es el mensaje de Enrique Santiago a sus melodramáticos amigos: «Meses de acoso, desde la puerta de su casa hasta la escuelita de bebés. Lo que han soportado Irene Montero, Pablo Iglesias y su familia es el precio que la derecha pone a nuestra existencia, la de quienes creemos en un país mejor».
Creo que la imagen de «la escuelita de bebés» supera por amplio margen a la respuesta que nos regaló en una entrevista la estupenda Gloria Fuertes. La pregunta se las traía: –¿Qué haría usted con las fábricas de armas? –Las convertiría en fábricas de flores y algodones multicolores.
Enrique de Santiago, con la «escuelita de bebés» ha batido todas las marcas anteriores, incluida la del poema de Rubén Darío a Margarita Debayle.
Este era un rey que tenía
​Un palacio de diamantes,
​Una tienda hecha del día
​Y un rebaño de elefantes.
​Un kiosko de malaquita,
​Un gran manto de tisú,
​Y una gentil princesita,
​Tan bonita
​Margarita,
​Tan bonita como tú. Y lo que sigue.
Procedo a esforzarme en la rima y dedicarle a Enrique Santiago, el regicida en sueños, un epigrama a su «escuelita de bebés».
El premio «Cursi del Mes»
​En este febrero aciago,
​A «Escuelita de Bebés»
​Del comunista Santiago.
Más cursi que una porcelana de bailaora en trance.
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