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29 de marzo de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

A ver si Sánchez aprende un poco...

Al menos sabemos que mientras Sánchez y Calviño siguen saqueando nuestros bolsillos, hay un Gobierno en un país al que todos nos acabamos de pasar diez días mirando hipnotizados, en el que van a hacer la política fiscal opuesta a la española

Actualizada 01:30

Conocí a Kwasi Kwarteng el 23 de junio de 2016 sobre las 20:30. Yo participo en un grupo de trabajo que se reúne un par de veces al año en distintos lugares del planeta. Nuestro presidente entonces era un diputado del Partido Conservador británico llamado Nadim Zahawi, de origen iraquí y que ocupaba el escaño de Stratford-upon-Avon, la localidad donde nació Shakespeare. Ese día nos reuníamos en Londres coincidiendo con la celebración en esa jornada del referendo del Brexit, cuyo resultado ustedes recuerdan bien. Estábamos ya cenando cuando apareció Kwarteng, un hombre alto, de piel como el carbón y mirada penetrante, viendo un asiento libre a mi lado, lo ocupó y empezamos a charlar. Zahawi le había animado a incorporarse a nuestro grupo y era la primera vez que acudía. Es hijo de padres ghaneses, con posiciones acomodadas y él nació en Londres. Me explicó que en ese momento venía de su circunscripción de Spelthorne al norte de Surrey, junto al aeropuerto de Heathrow. Tenía confianza en que el voto a favor del Brexit se impondría en su zona, pero no dudaba de que perdería a nivel nacional. Ya saben cuál fue el resultado real.
Cuando Nadim Zahawi se incorporó al Gobierno de Theresa May en 2018, dejó de presidir nuestro grupo y fue sucedido por Kwasi Kwarteng, con el que he tenido la ocasión de mantener conversaciones en las que me ha demostrado tener una visión absolutamente thatcheriana sobre la política fiscal. En los dos últimos años, el Gobierno conservador ha pasado por tiempos de locura con crisis más que frecuentes. Cuando Rishi Sunak, el canciller del Exchequer, traicionó a Boris Johnson y provocó su caída, el primer ministro, que prolongó su agonía más de dos meses, nombró a Nadim Zahawi para el cargo de canciller del Exchequer. Y cuando ha llegado Lizz Truss, le ha sustituido con Kwasi Kwarteng.
Kwasi Kwarteng, Canciller de Hacienda del Reino Unido

Kwasi Kwarteng presentó esta semana sus presupuestos para Reino UnidoAFP

Cuento esto para contextualizar el discurso con el nuevo presupuesto que ha presentado esta semana en los Comunes el nuevo canciller. Ojalá Sánchez, o alguno de sus ministros lo haya visto, aunque sólo sea un poco por encima. Ya comprendo que como la tesis doctoral del presidente no era más que un plagio, de esto no sabe absolutamente nada. Pero quizá a Nadia Calviño le venga bien escuchar los argumentos de su par británico que ha vuelto a las políticas de Thatcher y Ronald Reagan en materia fiscal.
Mientras en España no pasa una semana sin que nos hablen de otra subida de impuestos o tasas, o derrochemos el dinero por el mundo en beneficio de la carrera política de Sánchez cuando pierda el poder en España, Truss y Kwarteng quieren acabar con el intervencionismo de los últimos veinte años, la obsesión por la redistribución, las concesiones ante una lucha de clases espuria. Se trata de la mayor bajada de impuestos desde la realizada por Nigel Lawson con Margaret Thatcher en 1988. Y el compromiso de Kwarteng por seguir reduciendo y simplificando el sistema impositivo es firme.
Este canciller del Exchequer tiene un lenguaje transparente, con el que hace una encendida defensa del libre mercado, la promoción de la iniciativa privada por medio de inversiones y recompensar por el ahorro, no castigarlo con impuestos.
El problema ahora es que después de tres años bajo Boris Johnson, solo quedan dos años más de legislatura para poder hacer el cambio radical que quieren Truss y Kwarteng. Y aunque lo hagan, no es probable que dé tiempo a que la ciudadanía perciba sus beneficios antes de las próximas elecciones. Pero al menos sabemos que mientras Sánchez y Calviño siguen saqueando nuestros bolsillos, hay un Gobierno en un país al que todos nos acabamos de pasar diez días mirando hipnotizados, en el que van a hacer la política fiscal opuesta a la española.
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