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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Una peseta

El patriótico e histórico alquiler del palacio de Santa Cruz por parte de los herederos de don Álvaro de Bazán a la Armada Española tendría que ser imitado por algún comunista con decenas de pisos en Madrid, como el Gran Wyoming, para albergar por un euro a una o varias familias de «refugees»

Actualizada 01:30

El Archivo general de la Armada Española, que reúne más de 100.000 documentos de nuestra Marina de Guerra, se ubica en El Viso del Marqués, a pocos kilómetros de Cárdenas, límite en Despeñaperros, Sierra Morena, de la provincia de Ciudad Real y primer paso de Andalucía desde la de Jaén. Tierras de la labranza, de viñedos, olivares, perdices, venados, linces y jabalíes. Cuna de don Álvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz, heroico marino ennoblecido por Felipe II. «Ustedes los españoles están tan rematadamente locos que el Archivo General de la Real Armada está en tierras de campesinos y no de navegantes», le dijo un embajador inglés al diplomático y gran escritor Agustín de Foxá. «Señor embajador. Muchos de los grandes navegantes del Descubrimiento, extremeños, manchegos y andaluces del interior, embarcaron en la Historia sin haber visto el mar en su vida». Una observación de esta índole fastidia bastante al observado.

El Marqués de Santa Cruz
Hizo un palacio en El Viso,
Porque pudo y porque quiso.

Es posible que millones de españoles ignoren la existencia de ese palacio levantado en el último tramo de La Mancha de Don Quijote y Sancho. Y que los descendientes de don Álvaro de Bazán alquilen el Palacio a la Armada Española por una peseta al año desde 1949. El billete de una peseta en la que figura, precisamente, don Álvaro de Bazán. Entre el actual marqués de Santa Cruz, que es también el Duque de Santo Mauro, y la Armada Española, sigue funcionando y teniendo valor el billete de una peseta. La madre del actual marqués, Casilda Silva, marquesa de Santa Cruz y esposa del embajador decano de España en el Reino Unido, José Fernández-Villaverde, firmó un protocolo de cesión del palacio con la Armada en 1949 a cambio de una peseta al año. Cuando la peseta falleció en beneficio del euro –y en perjuicio de los españoles–, la Armada hizo acopio de billetes de una peseta para seguir abonando al marqués, Álvaro Fernández-Villaverde y Silva, el costoso alquiler. En el ángulo inferior derecho del documento, se adhiere el billete de una peseta que garantiza la plena disposición del palacio de Santa Cruz al Archivo General de la Armada. Un palacio por una peseta al año. Y creo que se va a ampliar el límite del contrato, que vence en 2029, con carácter definitivo. Para ello la Armada tendrá que acudir al Banco de España para reunir los billetes de una peseta correspondientes a los años que restan del siglo XXI.

El palacio, por otra parte, es una maravilla arquitectónica clavada en tierras manchegas. El patriótico e histórico alquiler del palacio de Santa Cruz por parte de los herederos de don Álvaro de Bazán a la Armada Española tendría que ser imitado por algún comunista con decenas de pisos en Madrid, como el Gran Wyoming, para albergar por un euro –casi 167 pesetas–, a una o varias familias de «refugees». Alquilar por 166 pesetas más de lo que percibe el marqués de Santa Cruz por todo un palacio no puede considerarse una obra de caridad.

Este tipo de historias de nuestra Historia, además de fascinantes, nos ayudan a sentirnos orgullosos de nuestro pasado, nuestro presente y esperanzados en nuestro futuro. Un palacio al servicio de todos los españoles por una peseta al año.

Somos así. Por desgracia, no todos.

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