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07 de mayo de 2024

Cosas que pasanAlfonso Ussía

Sosteneibol

Si no me equivoco, su traducción al inglés sería «sustainable», pero nuestra Diane Hendricks, nuestra Begoña Gómez, de tanto dominar el inglés y lo sostenible, lo pronuncia «sosteneibol»

Actualizada 20:58

En Inglaterra las clases sociales no dependen del dinero o el poder. Se dividen y establecen por la pronunciación del idioma. Y también por el tartamudeo previo a emitir una frase. Se trata de un tartamudeo ficticio, pero necesario para advertir a los demás su superioridad social. En ocasiones, la posibilidad de entenderse de los ingleses hablando la misma lengua linda con la fantasía. El gran Bernard Shaw, de origen irlandés, lo dejó claro con dos ejemplos. Su Pygmalion, que inspiró la comedia musical My Fair Lady, posteriormente interpretada en el cine por Rex Harrison y Audrey Hepburn, y su sentencia transoceánica: «Inglaterra y los Estados Unidos son dos naciones hermanas sólo separadas por el idioma».
Recomiendo a mis lectores la lectura de El Libro de los Snobs del duque de Bedford, guía imprescindible para que un inglés de la clase media hable, se vista, y actúe como un viejo Lord. En el registro de las dos grandes universidades inglesas, la de Oxford y Cambridge, a los alumnos matriculados que no pertenecían a la nobleza, se les añadía a su nombre y apellidos la calificación de «Snob», para advertir que se trataba de un universitario sine nobilitate. Bedford defiende que un inglés de la clase media, sueña en vestirse como un duque jubilado en su castillo de Surrey y verse siempre acompañado por su perro preferido. De ahí su hallazgo: «El 'snobismo' viene del marxismo, pero no del marxismo de Marx, sino el de Mark & Spencer». La cadena de almacenes y tiendas Mark & Spencer consiguió que los ingleses de la clase media se vistieran como los nobles en el campo a precios razonables.
En nuestros años, un tipo de 'snobismo' ha superado al original, y es el llamado «'snobismo' de dinero», muy frecuente en España. «Cuando un millonario cuenta un chiste, el chiste es mucho más gracioso que si lo hubiera contado un subalterno». En el sur de España nació la profesión de los agradadores, 'agradaores', cuyo único cometido era reír las gracias sin gracia de los antiguos, y casi extinguidos, señoritos de Andalucía la Baja. Pero hay que volver al inglés.
En España, se habla un muy buen inglés en Andalucía. Y un francés atroz. El francés nace con los labios predispuestos para su idioma. Decía Santiago Amón, que el conde de Motrico, don José María de Areilza, era tan elegante que cuando decía «sí» ponía la boca de «oui». Es lógico el buen inglés de los señores de Jerez y el Puerto de Santa María. Muchos de ellos provienen de Inglaterra o Irlanda. Los Osborne, los Terry, los Williams, Los Byass, los Humbert, los Sandeman, exceptuando a los Domecq, que se establecen desde Francia. El andaluz que habla el mejor inglés de Andalucía es mi gran amigo Beltrán Domecq Williams, que además tiene aspecto de «british». Pero ha sido superado.
Ayer pude solazarme con una parrafada en inglés de Begoña Gómez, y debo decir, que después de disfrutarla, comprendí a la perfección su éxito como empresaria a nivel internacional. Habla el inglés como a Bedford le gustaría que lo pronunciaran todos los británicos. Me quedé con su elegantísima pronunciación de «sostenible». Es conocido por todo el mundo empresarial, desde Wall Street hasta la City de Londres, la predilección que siente nuestra gran empresaria por la voz «sostenible». Si no me equivoco, su traducción al inglés sería «sustainable», pero nuestra Diane Hendricks, nuestra Begoña Gómez, de tanto dominar el inglés y lo sostenible, lo pronuncia «sosteneibol», lo cual, además de meritorio resulta mucho más inteligente. «Sustainable», pronunciado con rapidez, puede confundirse con otro adjetivo, en tanto que «sosteneibol» lo entienden todos los empresarios del mundo, desde los que dicen «sostenible», a «sustainable», a la versión italiana «sostenibile», o a la japonesa «sostinoko». Al efecto unitario de «sosteneibol» cabe destacar su feliz pronunciación, que le habría abierto las puertas de par en par para ser contratada de aprendiz de chacha en Downton Abbey.
Le deseamos muchos éxitos económicos con carácter «sosteneibol».
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