El camino hacia la idiocia
España necesita una revolución del sentido común y la moderación para sacudirse los excesos de la ingeniería social de Zapatero y Sánchez
Nadia Calviño, de 56 años, fue una mediocre ministra de Economía, que viendo que la nave sanchista hacía aguas tuvo la pillería de darse el piro con un puestazo en Luxemburgo, donde se pone las botas al frente al BEI.
De porte y bolsillo muy burgueses, al principio chirriaba un poquito en el Gobierno populista de Sánchez. Así que para afianzarse, mutó en la Camarada Nadia y acabó transigiendo con todos los desparrames peronistas de los socios de Podemos. Además, impostó un feminismo pasado de rosca, que la llevó a proclamar en 2022 que no volvería jamás a un acto público en que ella fuese la única mujer (afirmación que por supuesto se vio obligada a incumplir enseguida). En paralelo impulsó una estricta ley para imponer la paridad hombre-mujer en las empresas y otros ámbitos.
Aquellas «leyes de género», como las llama la jerga del régimen, empiezan ahora a aplicarse. Suponen el enésimo ejemplo de la ruta hacia la idiocia donde nos ha metido la ingeniería social de Sánchez, que comenzó en su día con Zapatero. Fruto del calviñazo, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) se va a dedicar a examinar si los informativos de las televisiones tratan igual a hombres y mujeres. Si no se da la debida paridad, multa al canto de hasta 1,5 millones.
Aunque el pastueño pueblo español ya traga con todo, resulta interesante detenerse en esta nueva faceta del control social que propugna el Gran Timonel Xi Sanching. ¿Qué pasa si un telediario lo presenta solo un hombre? ¿Qué ocurre si la actualidad de una jornada la protagonizan, por ejemplo, Trump, Xi, Putin y Zelenski, que son todos tíos? ¿Habrá que empaquetar acto seguido tres noticias de Meloni para compensar y lograr la paridad (aunque quizá al ser conservadora no cuenta como tía)? ¿Será obligatorio igualar la información sobre la Liga de fútbol masculina, la de Mbappé y Yamal, con la de Bonmatí y Mapi León, esa que deja calvas en las gradas de canchas para cinco mil personas? ¿Si un varón comete un crimen, habrá que nivelar y poner otro de obra de una mujer aplicando el calviñazo?
Todos estamos a favor de idénticos derechos para mujeres y hombres, es algo que por fortuna hoy se da por descontado. Pero la calviñada en cuestión no va de eso. Va de ideología. Se trata de una estupidez intrusiva de móvil político que vulnera el sentido común (al igual que la paridad en los consejos de las empresas, pues lo razonable es buscar a los mejores, sean hombres o mujeres, respetando la libertad de las compañías privadas para elegir a sus gestores).
Un Gobierno súper feminista cuyo ministro estrella y hombre fuerte del PSOE se costeaba los servicios de una lumi a cargo del erario público. Un Gobierno feminista que con su analfabetismo legislativo rebajó las penas de más de 700 abusadores de mujeres. Un Ejecutivo tan feminista que su presidente Sánchez y su ex vicepresidente Iglesias promocionaron digitalmente a sus mujeres… Y ahora se calan la careta feminista y se dedica a censurar los informativos televisivos en nombre de la ideología «de género».
Si seguimos aplicando la lógica de Calviño, a Competencia se le va a acumular el curro. El Quijote está protagonizado por dos fulanos, los señores Quijano y Panza, y Dulcinea tenía un papel marginal, sometida además a las ensoñaciones románticas hetero-patriarcales de un personaje con «problemas de salud mental». Robinson Crusoe no tenía una robinsona para lograr la paridad en la isla. Prohibida la novela de Defoe. La donna è mobile de Verdi debe ser inmediatamente enmendada para añadir... e anche l'uomo, el hombre también es voluble. Los cuadros del Prado donde solo aparecen varones habrá de ser ampliados para añadir a mujeres señeras de la época, y de diversas etnias y sexualidades, por supuesto (Urtasun ya debe andar en ello). El programa de Broncano, el bufón oficial de Sánchez, que consiste en una panda de paisanos sin gracia, con una cómica metida florero para que no cante que aquello es una pandi de tíos, debe ser eliminado por no paritario.
Este tipo de cargante bobería ideológica fue una de las razones de la cómoda victoria electoral de Trump en Estados Unidos. Buena parte de la población quería un Gobierno más pendiente de las cosas de comer que de la cantinela wokista. En España existe un hartazgo similar, aunque lo camufle el potentísimo cañón de propaganda del Gobierno y el dominio de la izquierda en los ámbitos artísticos y seudo intelectuales.
España necesita una gran revolución a favor del sentido común, la moderación, la espiritualidad y la belleza.