Un Papa de ADN agustiniano
El Debate en continuidad con la historia de las obras de la Asociación Católica de Propagandistas repite hoy en voz alta, León XIV, «Tú eres Pedro». Nuestra filial obediencia, que nace de la nota característica de romanidad impresa en el sello fundacional de la Asociación Católica de Propagandistas
Una vez más en la historia, el Evangelio ha escrito el guion de las horas más apasionantes que ha vivido en los últimos tiempos la humanidad gracias a la continuidad histórica de la Iglesia. Pocas votaciones, cuatro, han necesitado los ciento treinta y tres cardenales electores para designar al 267 sucesor de Pedro, el cardenal de origen norteamericano, Robert Francis Prevost, cuyo nombre para la Iglesia y para la historia es León XIV.
Mientras el mundo se mostraba expectante, con los ojos puestos en una frágil chimenea sobre un el tejado romano más observado de todos los tiempos, en el aula de la Capilla Sixtina se oyó el eco de las palabras de Jesús de Nazaret, «Tú eres Pedro». En estas horas toda la Iglesia repite esa afirmación del Señor de la Historia, León XIV, «Tú eres Pedro».
Han sido muchos los aspectos de hondo contenido teológico con los que León XIV se ha presentado ante el mundo. El primero de ellos, su nombre. No se llama Francisco, aunque su ministerio está anclado en la raíz de la novedad que nos trajo Jorge Mario Bergoglio. Continuidad en lo esencial, tal y como nos ha hecho saber el nuevo Papa por los conceptos que ha utilizado en sus primeras palabras, sinodalidad y encuentro. No se llama Francisco, se llama León XIV, marcando la diferencia de una continuidad de lo que ha significado también el pontificado en la época contemporánea.
León XIII fue el Papa que cambió la actitud de la Iglesia con la modernidad, con la ilustración, con el racionalismo, con la industrialización. El pontificado de Pío IX había manifestado los últimos estertores de una actitud de combate al mundo contemporáneo que nacía de la voluntad autónoma del hombre que se había rebelado contra Dios. Las sociedades se construían de espaldas a la ley natural y a los principios cristianos. León XIII sacó las consecuencias de lo que significa la revelación cristiana para las sociedades que nacían fruto de la revolución industrial e inauguró un nuevo tiempo de la Iglesia. Ahora León XIV se hermana con esa novedad que nos trajo el Papa Pecci, apuntándonos un pontificado de profunda propuesta social. San Agustín nos enseñó que la paz es la tranquilidad del orden. Paz ha sido la palabra más repetida por León XIV en su presentación al mundo y a la Iglesia.
La otra gran referencia de León XIV es, sin duda, su ADN agustiniano. No es la referencia a san Agustín, en clave de agradecimiento, un aspecto menor de este nuevo Papa. San Agustín de Hipona ha sido uno de los más grande santos e intelectuales de la historia de la Iglesia y del mundo. Un hombre entre dos tiempos, que fue capaz de crear una teología que diera respuesta a la caída de un Imperio, el romano y la crisis de una civilización. El hecho de que León XIV naciera en los Estados Unidos, de origen hispano, habla mucho de esa necesidad de que la propuesta cristiana en clave misional sea la semilla de una nueva civilización de paz y del amor, fruto de la colaboración de todos.
El Debate en continuidad con la historia de las obras de la Asociación Católica de Propagandistas repite hoy en voz alta, León XIV, «Tú eres Pedro». Nuestra filial obediencia, que nace de la nota característica de romanidad impresa en el sello fundacional de la Asociación Católica de Propagandistas, hoy expresa su agradecimiento a Dios, a la Iglesia y a los cardenales por la elección de León XIV, el nuevo timonel de la barca de una Iglesia que sigue siendo elocuente para el mundo, por mucho que éste se defina como secularizado. El Debate siempre ha estado, está y estará con Pedro, que hoy se llama León XIV. Nosotros podremos decir como ocurrió en el Concilio de Calcedonia cuando el Papa León Magno lanzó un mensaje clarificador a la Iglesia y al mundo: «Pedro ha hablado por boca de León». Ahora León es XIV y nosotros lo hemos escuchado y contado.