'El chulo del tracatá'
La mayoría de las grandes empresas se fundaron en tiempos de Alfonso XIII —Correos durante el Reinado de Isabel II—, y han mantenido su nivel hasta la trágica unión de un malvado mentecato con terroristas, separatistas y comunistas anteriores a Lenin
Durante el franquismo y un gran tramo de la democracia, las empresas públicas fundamentales para el desarrollo económico de España, funcionaban a la perfección, desde la Renfe a Correos, y desde Iberia a Telefónica. Llegaron los socialistas de Felipe González y construyeron el AVE Madrid-Sevilla, para impulsar la Exposición Universal alzada en la Cartuja sevillana. Lo normal es que esas grandes empresas las presidieran y dirigieran ingenieros, abogados y economistas. Hasta que llegaron los «okupas» y los responsables de tan importantes servicios surgieron del ramillete de los amigos y compañeros del descomunal hortera, entre ellos el conocido 'chulo de tracatá', el ministro de Transportes, una calamidad de impotencia, negligencia y necedad. En la actualidad subir a un AVE con destino Andalucía y de retorno hacia Madrid se ha convertido en una aventura desagradable. Cuando se inauguró el AVE, y durante muchos años, si el tren invertía más de 10 minutos de los establecidos, se devolvía inmediatamente el importe de los billetes. Hoy, ni la fortuna personal de Zapatero podría indemnizar a los afectados por la indolencia y la chulería del equipo directivo más chungo que hayan tenido los trenes en España. Correos está en la ruina, y su magna estructura se deshace por la desconfianza en el servicio, los retrasos y las pérdidas de la sección de paquetería. Lo comentaba días atrás un paisano de por aquí. «Aquellos tiempos en los que una carta dirigida a Gumersindo López la recibía en un par de días Gumersindo López y no Aurelio Jiménez».
El AVE a Barcelona funciona algo mejor porque si el fugado en el maletero se enfada, puede montar en cólera y contar lo que sabe del golpe de Estado en Cataluña y de la llegada de Zapatero al poder, gracias al apoyo «de montañas cercanas y desiertos lejanos» según Aznar, y recientemente confirmado por Jaime Mayor Oreja. La mayoría de las grandes empresas se fundaron en tiempos de Alfonso XIII —Correos durante el Reinado de Isabel II—, y han mantenido su nivel hasta la trágica unión de un malvado mentecato con terroristas, separatistas y comunistas anteriores a Lenin. Anteayer nueve trenes de los AVE a Andalucía se averiaron, ¡¡¡nueve!!!, y 2.200 pasajeros pasaron la noche en los vagones, y muchos de ellos sin recibir ayuda durante doce horas. Desde que 'el chulo del tracatá' es el ministro de Transportes ya no usa del tren para viajar, con el fin de evitar los comentarios airados de los usuarios. No obstante, hay que reconocerlo, hace divinamente su papel de muñeco de guiñol, para evitar que los impactos los asuma su extraña cabeza de cromañón, y no la cabecita vapuleada en las calles de España con cien guardias civiles a su alrededor.
Accidentes siempre ha habido. En los trenes y los aviones. Ahí está el recuerdo reciente del Alvia en Galicia. Pero el accidente es una contingencia, una eventualidad aislada, y no una costumbre establecida.
«Óscar, mañana hablo con Turull y necesito un barullo en las estaciones de Atocha, Chamartín, Sevilla y Málaga». «Tus deseos son órdenes para mí, oh Pedro amado, y voy a montar un boicot perfecto». Y así van saliendo las cosas.
Puente es el paradigma de la grosería, la mala educación y la negligencia. Hasta la fecha, nada más que eso. Quiero decir que no se le conocen corrupciones personales, lo que indica que, a pesar de ser 'el chulo del tracatá', es un ejemplo para sus compañeros del Gobierno.
Menudo pájaro.