Yo no voy a hablar del aborto
En junio Gabriel Rufián nos decía que esperaba que no estuviéramos ante la Gurtel del PSOE. ¿Qué más necesita? Como todos los que apoyan a este Gobierno, lo que necesita es seguir estrangulando a Sánchez para sacarle hasta la hijuela para el independentismo
No creo que a estas alturas de mi vida tenga que volver a argumentar que considero el aborto un crimen. Eso es exactamente lo que Pedro Sánchez quiere que hagamos en esta hora los que intentamos denunciar sus políticas. Para eso anunció el viernes a las 8,35 de la mañana que pretende convertir el aborto en un derecho constitucional. Algo que ni siquiera puede pretender sin el apoyo del Partido Popular.
Como era previsible el PP –por más que algunos se empeñen en negar la evidencia– no mordió el anzuelo y salió con presteza a decir que esto era otra cortina de humo para que no hablemos de lo que de verdad está ocurriendo en España. Que hablemos de un problema que no existe y no abordemos la profunda crisis del sistema que ha generado el sanchismo. Y como muy bien anticipó el secretario general del PP, Miguel Tellado, el anuncio hacía prever un nuevo informe de la UCO. Y vaya informe. A las cuatro horas la UCO nos daba cuenta de una contabilidad «B» del PSOE con pagos en efectivo en sobres que se realizaban con Sánchez ya en La Moncloa. En junio Gabriel Rufián nos decía que esperaba que no estuviéramos ante la Gurtel del PSOE. ¿Qué más necesita? Como todos los que apoyan a este Gobierno, lo que necesita es seguir estrangulando a Sánchez para sacarle hasta la hijuela para el independentismo.
Pero ya antes de la revelación de la UCO del viernes tuvimos algo muy interesante el jueves. El juez Juan Carlos Peinado nos dijo algo de una lógica aplastante. Porque el jueves sucedió lo inevitable. Sánchez fue citado por el juez para argumentar algo que todos sabemos. Pero no es lo mismo que lo diga yo a que lo ponga un juez en la instrucción de un caso: todo lo que ha hecho Begoña Gómez ha sido gracias a su condición de mujer de Pedro Sánchez. El mandilón Bolaños, que a veces uno se pregunta cómo le pudieron admitir sus «hermanos», lleva tiempo diciendo que el caso de Begoña no le hubiera ocurrido si no fuera la mujer de Pedro Sánchez. Y creo que ésa es la única verdad que le he oído pronunciar en años. Claro que no le hubiera ocurrido. Por que ni le hubiera ido a ver a su casa el rector de la Complutense, ni hubiera codirigido una cátedra sin ser licenciada, ni le hubieran ofrecido dirigir el Africa Center del Instituto de Empresa, ni hubiera hecho gestiones para el rescate de Air Europa ni nada de nada. Ella seguiría llevando la contabilidad de los prostíbulos de su familia y ninguno le hubiéramos dedicado un minuto de nuestro tiempo. Sarna con gusto, no pica; según nos enseña el refranero castellano.
Habrá que ver en qué queda el caso de Gómez, como el del fiscal general dentro de un mes ante el Tribunal Supremo. O el de David Sánchez o los de Cerdán y Ábalos. Me pasma cuando veo en la televisión que pago con mis impuestos a comentaristas que hablan de una ofensiva de la derecha judicial. Me pasma y me preocupa enormemente porque ese es el primer paso para descalificar posibles sentencias condenatorias. Y cuando desde el poder se descalifica a la Justicia, se está llamando a la revolución.