Lo que va de Bolaños a Jamenei
Otto de Habsburgo solía decir que la principal diferencia entre Estados Unidos y Europa era que en el centro de prácticamente todas las poblaciones de Europa había una iglesia -cuando no una catedral. Mientras que en el centro de casi todas las poblaciones norteamericanas había una oficina bancaria
Creo que en El Debate hemos tenido un gran acierto al hacer la comparación entre el ministro de la Presidencia, de Justicia y de Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, y el líder supremo de Irán, el ayatolá Jamenei. Aunque parezca increíble, Bolaños tiene mucho que aprender de Jamenei.
Se puede ser ateo, agnóstico, masón o incluso zoroastrista. Hasta en cualquiera de esos casos un europeo es culturalmente cristiano. Los masones ya ganaron una batalla en la redacción de la Constitución Europea cuando se negaron a hacer un reconocimiento explícito a las raíces cristianas de Europa. Pero se reconozca o no, una de las pocas cosas que tienen en común un ruso y un portugués, un sueco y un búlgaro es que son culturalmente cristianos. La religión, a lo largo de los siglos, ha marcado una pátina en nuestra sociedad que es imborrable. Y es la que define nuestras culturas.
El Archiduque Otto de Habsburgo solía decir que la principal diferencia entre Estados Unidos y Europa era que en el centro de prácticamente todas las poblaciones de Europa había una iglesia -cuando no una catedral. Mientras que en el centro de casi todas las poblaciones norteamericanas había una oficina bancaria.
En esa batalla contra nuestras raíces cristianas llevamos mucho tiempo presenciando el intento de que la Navidad pierda su significado. A algunos parece que la palabra Navidad les da calambre. Y no solo ocurre en España. Todos los años me llega una felicitación navideña de un miembro de la Cámara de los Lores británica. Él manda una de las que la institución les provee para estos menesteres. Y en ella está escrito Season’s Greetings, saludo de estación. Y a mí siempre me hace pensar por qué felicitan por la estación de invierno. Puesto a hablar de estaciones, a mí la que me gusta es la de verano, pero nadie me saluda o felicita por estar en ella.
Pues el ayatolá Jamenei ha hecho lo que no hace Bolaños y su tropa: felicitar la Navidad a los cristianos. Y eso que en el Islam hay bastantes derivas violentas, tanto en el chiismo de Jamenei como en el sunismo, que consideran justificado asesinar cristianos. Y, por cierto, para esos islamistas los ateos europeos también son cristianos.
Es un placer ver el discurso de Navidad del Rey Carlos III. Él es cabeza de la Iglesia de Inglaterra y esa es una muy buena razón para que no mande season’s greetings, sino que dedique buena parte del discurso a hablar del sentido de la Navidad. ¿Qué mejor momento puede tener él para hablar de Navidad?
Estamos en plena batalla cultural por defender el sentido de la Navidad, por poner un belén o como mínimo un Misterio en nuestras casas para que los niños entiendan qué estamos celebrando. Nada hay que explique mejor el sentido de la Navidad a un niño que las figuras de un belén con el Recién Nacido entre la Virgen y San José, con sus pastores, los Reyes Magos y la estrella que les guía.
Al paso que vamos, la izquierda radical hará campañas contra los nacimientos, denunciándolos como signos facciosos. Todo se andará.