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29 de abril de 2024

Cartas al director

Mentiras escritas y habladas

El hombre es un ser compuesto de dos sustancias distintas: cuerpo y alma. El cuerpo está compuesto a su vez de partes y el alma es inmaterial, por lo que no está compuesta de partes, decía Platón. Por el contrario, su discípulo Aristóteles afirmaba que el hombre es un único ser formado por dos coprincipios incompletos, el cuerpo y el alma. Por lo que no pueden existir por separado. Quizás por esta discrepancia dijera Aristóteles su famosa frase: «Yo soy muy amigo de Platón, pero más amigo de la verdad».
Es un lugar común reconocer que la verdad, hoy en día, no es buscada con el afán de los antiguos pensadores, sino más bien menospreciada como algo poco útil para la vida. Las posturas éticas cambian en la sociedad cada vez con mayor velocidad. El mentir estaba reservado antes para los vividores, para la gente sin estudios y sin cultura, para arribistas, etc. Ahora ni se busca ni se valora la verdad, sino que la mentira se usa con naturalidad por un alto porcentaje de personas de toda clase y condición. Es posible que esto sea una consecuencia del relativismo filosófico –para el que no existen verdades objetivas– que ha originado un fuerte subjetivismo, lo cual, unido al materialismo, búsqueda del placer y el consumismo, conduce a una sociedad que recurre cada vez con más descaro y frecuencia a la mentira para conseguir sus metas en la vida. Si es cierto que se ha operado en Occidente una patente descristianización, también resulta claro que ha disminuido en las conciencias valores como «la Verdad os hará libres» [Evang.] y simultáneamente ha aumentado en ellas la influencia del demonio, que fue definido por Jesucristo como «mentiroso y padre de la mentira» [Evang.].
Por todo ello vemos cómo la presidente de la comunidad autónoma de Madrid (2015) del PP fue denunciada por Eldiario.es por su máster obtenido de forma presuntamente fraudulenta en la Universidad Rey Juan Carlos (2012); sus justificaciones fueron tan poco convincentes que le obligaron a renunciar a él (2018). Pero la mentira en la obtención de títulos académicos sube de rango. Así tenemos al presidente del Gobierno (Pedro Sánchez, del PSOE), que también plagió su tesis doctoral, pero ni renunció al doctorado ni tuvo la dignidad de dimitir. En la prensa de cada día vemos un ejemplo más de «la mentira escrita» ejecutada por nuestros políticos. Griñán y Chaves han robado 680 millones de euros a base de documentos mentirosos para desviar un dinero que iba destinado a la formación profesional de los obreros (¡toma socialismo!). Y ahora otros socialistas, Felipe González y Zapatero, mienten cuando afirman con cara de pedernal que estos dos ladrones son «intachables». Termino con un ejemplo «de mentira hablada»: la de Pedro Sánchez, con su adicción a la mentira repetitiva, crónica, omnipresente, inevitable, desde sus promesas antes de la moción de censura a Rajoy hasta las que pronuncie ante la TV en la noche de las próximas elecciones generales para justificar su derrota.

Antonio Rodríguez Burgos

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