Puertas giratorias. La política no es una profesión

¿Les suenan estos nombres de empresas? Endesa (Enel), Iberdrola, Enagas, Gas Natural, Abengoa, Fenosa, Repsol, Red Eléctrica de España (Redeia), INDRA, Aena, Renfe, Paradores, Correos, Navantia, Gamesa, Loterías y así hasta 100 empresas en las que hay recolocados expolíticos de todos los colores, UCD, PSOE, PP, CIU, PNV, Podemos, ERC, En Marea, etc.

Muchos han defendido que hay que poner freno a esta fiesta organizada por todos los políticos, procedan de donde procedan, muchos de ellos han denunciado esta situación negando que si alguna vez les ocurriera a ellos renunciarían. Las pruebas las encontramos en las hemerotecas, el caso más reciente es el de un exdiputado de la Comunidad de Madrid que en el año 2000 se opuso a que los parlamentarios cobraran la pensión máxima, entendiendo que era un privilegio y pidió que eliminaran todos para los políticos. Bien, cuando ha llegado el caso no ha renunciado a ser un altísimo cargo de una empresa energética, este en concreto es un tipo bien preparado, pero es prácticamente imposible que todos tengan encaje en grandes empresas después de pasar por la política y si tan competentes eran, su procedencia ya vendría avalada por sus méritos y capacidades, que no suele ser el caso. Se dice que la política no es una profesión, sino una labor en beneficio de la sociedad de forma temporal, de manera que esa temporalidad debería significar que se tiene otro medio de vida alternativo que, si por cualquier circunstancia tiene que abandonar la política, pueda seguir subsistiendo de su profesión y no recolocando a muchos sin oficio ni beneficio como premio a su sumisión, servilismo y no haber creado problemas dentro de su estructura política. No es de recibo que haya políticos que hayan llegado a ministro sin ninguna titulación, ni experiencia laboral, pero claro, cuando termine su tiempo en el cargo ya les buscarán acomodo en estas empresas. Porque si no, ¿de qué vivirían?