Cartas al director
La nueva y vieja izquierda política
En España, la izquierda evoluciona de manera opuesta al resto de democracias occidentales. Nuestra idiosincrasia progresista, por decirlo así. Aquí, defender la igualdad social pasa por atropellar el principio de igualdad y solidaridad entre españoles. Privilegiar a unas comunidades frente a otras. El fin, me temo, justifica los medios. Aunque, bien mirado, esto no es del todo nuevo. Lo novedoso es, a mi juicio, endulzar a golpe de pactos las doctrinas chauvinistas de los partidos políticos más fanáticos e intolerantes de todo el espectro político.
Hablo, claro, de los nacionalismos vasco y catalán.
Divide y vencerás. Se ha escrito mucho sobre esto. Julio César y Napoleón, entre otros grandes estrategas, utilizaron esta técnica para gobernar y dominar a una población mucho más numerosa. Divide y domina. Aviva discrepancias y controversias, debilita, entorpece las alianzas, de tal forma que entidades semejantes desconfíen haciendo imposible o dificultando la unión, natural, en pos de una meta común. Esta es, precisamente, la arcaica táctica utilizada por los separatismos, que hoy, como ayer, van de la mano de una izquierda que continúa empeñada en traicionarse a sí misma.