Fundado en 1910

Cartas al director

La Marcha Verde

Se cumplen en estas fechas cincuenta años de aquel suceso que se denominó La Marcha Verde, es decir, el intento de invasión por la fuerza de lo que entonces formaba parte del territorio nacional, a saber, la provincia española número 53, el Sáhara Español.

Tras muchos incidentes, secuestros de patrullas, tiroteos y hostigamiento continuos a lo largo de 1974 y 1975, el entonces rey de Marruecos, Hassan II, permitió la entrada ilegal de una multitud de civiles en zona española a principios de noviembre de 1975.

Las fuerzas militares destacadas en el territorio vigilaron la entrada hasta un punto en el que quedara demostrada la invasión ilegal y a partir de ese lugar recibieron orden de no permitir dar ni un paso más a aquella horda, y no lo dieron.

Las negociaciones políticas se sucedieron a lo largo de varios días y en torno al 10 u 11 de noviembre, la Fuerza recibió orden de repliegue a sus acuartelamientos.

A pesar de lo mucho que se ha escrito al respecto, en un sentido y en otro, no hubo desdoro alguno en el buen nombre del Ejército ni en el repliegue inicial ni en la retirada posterior del territorio, y aunque no nos hicieron ninguna gracia y hubo más de un enfado, simplemente se cumplieron las órdenes que nos dieron en el mejor ejemplo de disciplina, esa idea que haciendo mención de aquella recordada alocución, «nunca está bien definida y comprendida, que no encierra mérito cuando la condición del mando es grata y llevadera, pero que reviste su verdadero valor cuando el pensamiento nos aconseja lo contrario a lo que se nos manda, cuando nuestro corazón pugna por levantarse en íntima rebeldía o cuando la arbitrariedad o el error van unidos a la acción de mando».

Estos días, a los que nos tocó vivir todo aquello, seguramente nos viene a la memoria el recuerdo de los compañeros caídos, el frío nocturno y el calor del desierto, las molestas moscas, los escorpiones, el olor del gasoil de los motores, el de la grasa consistente de las armas y el de la pólvora, nuestros uniformes siempre polvorientos, el zumbido del radar LPD-20, las cartas de la novia y de los padres y tantas cosas más, y también, pues todo hay que decirlo, la nostalgia de aquellos años mozos en los que apenas pasábamos de los veinte.

Vayan mi recuerdo y mi afecto a vosotros, veteranos del Sáhara, sé que estáis ahí en la Asociación y repartidos por toda España, con el mismo espíritu y las mismas ganas de entonces y que tal vez tengáis ocasión de leer esto.

Luis Laín Movellán

tracking

Compartir

Herramientas