Republicano, pero con el Rey Felipe

Reconozco que soy un apasionado de la Historia de España. No se puede conocer la realidad de tu Nación si desconoce su pasado, especialmente desde 1808.

Mi liberalismo procede de esa época, cuando ser liberal era una mezcla de progresismo en sentido patriótico y fiel, respetuoso de nuestras mejores tradiciones, dignas de ser conservadas.

En este sentido, uno de mis personajes preferidos es don Angel Ossorio y Gallardo, por diversos motivos.

Especialmente, porque fue famoso por su afirmación de que era un «monárquico, sin Rey, al servicio de la República». Parece una gran contradicción pero, no es así. Don Ángel era un maurista avanzado y un prestigioso jurista. Para él, la suspensión de la Constitución de 1876, y el apoyo de Alfonso XIII a la Dictadura de Primo de Rivera, fue traumático, como conservador- liberal y defensor de la Ley. Pero nos quedamos con la frase, «monárquico sin Rey». Pues, en sentido contrario, me siento un republicano sin República, y al servicio de esta Monarquía Constitucional, representada por Felipe VI, digno sucesor de Carlos III, el otro gran Rey de la casa de Borbón.

Y si viniera de nuevo otra República, le pido a todos los Santos, en estas fiestas navideñas, que no sea una repetición de la absurda y patética, de la Primera, y de la desastrosa y repugnante de la Segunda. Por eso, ¡Viva el Rey!

No quiero terminar esta carta sin citar a don Angel Ossorio, de esta manera, de su obra «El Alma de la Toga»:

«Pon la moral por encima de las leyes».

Una Ley sin una base moral es un texto letal y tóxico. Con eso, ya es suficiente.