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04 de mayo de 2024

en primera líneaMariano gomá

Dolça Catalunya

Me duele tener que afirmarlo pero si esa es mi Dolça Catalunya, si en eso han convertido mi tierra, con su permiso yo me apeo

Actualizada 03:14

Somos muchos los que hace tiempo que escribimos con nostalgia preguntándonos dónde ha caído nuestra Cataluña, nuestra tierra en la que además de haber crecido hemos creído. Hace ya un tiempo que en una privilegiada página de gran tirada escribí sobre los tres dragones que estaban devorando de forma salvaje y despiadada a Barcelona, a los ciudadanos de Cataluña que no somos solo los catalanes y en otro escrito posterior publiqué que el Barça seguía siendo mi equipo pero ya no era más mi club.
La decadencia social, el caos económico y empresarial, la auténtica destrucción urbanística y el futuro de Barcelona capital, el aldeanismo ya enraizado en la tierra catalana, la mediocridad en toda, repito, en toda la clase política donde nos gobierna, o algo parecido, una banda de enfermos con carnet de catalán y un espectro de moribunda oposición y movimientos donde pululan innumerables traseros en busca de asientos que no existen, convierte a Cataluña en un territorio inhóspito y yermo en donde aquél que sabe y tiene privilegios se esconde, quien puede se va y solo quedan unos pocos entregados, cabizbajos, tristes y enfadados mirando un mundo que ven pasar en progreso, alegría y libertad pero inalcanzable para ellos.
No consigo soportar bien esa situación en mi condición de catalán aunque solo sea por la humillación a la que los líderes de cuyos nombres no quiero acordarme nos han infligido. Han arrugado nuestra alma y nos han secado el corazón sin piedad con el único objetivo de alcanzar la mayor gloria de sí mismos y de su enfermedad, siendo de mucho temer que si esto no acaba en fechas próximas ya nada será lo mismo, no estaremos a tiempo. Ni Cataluña ni nosotros.
La decadencia y ocaso además alcanza a todo el entorno de quien lo sufre y no hay más que ver la tortura a la que están sometiendo a la ciudad de Barcelona, otrora ejemplo de modernidad cosmopolita y hoy inhóspita, inculta, insegura y moribunda en manos de inútiles indocumentados (sin género que valga).
Ilustración: Cataluña independentismo

Paula Andrade

Pero además donde ese drama se convierte en una comedia para morirse de risa, o de llanto, es en el fútbol y el F.C. Barcelona donde la humillación es el espectáculo cotidiano de un club arruinado y decadente con una afición deprimida y deprimente que, agotada y descompuesta, parece que solo subsiste vociferando In-inde-indepen-den-cia en el minuto 17:14 y creyó que los males del club los resolvería un exjugador y exlíder que vivía como un sátrapa en Qatar, pero al ser catalán llegaría a ofrecer como un ángel salvador el necesario milagro. Pues no.
Un equipo descompuesto, arruinado y, lo que es peor, sin aliento no despega como un simple ave fénix sino que requiere años de trabajo, cohesión y fe en el grupo y en el equipo, pero permítanme la pregunta. ¿En Cataluña hay alguien que juegue en el mismo equipo? No.
Acabáramos. Una sociedad desmembrada que ya no sabe en qué idioma habla y cómo expresarse, una burguesía cobarde refugiada en sus tristes riquezas, con ineptos golpistas y corruptos delincuentes en las instituciones, no puede caminar más que a la catástrofe como proyecto de comunidad.
El ruin espectáculo del estadio Camp Nou tintado de camisetas blancas por la escandalosa acción o inacción del club y de la afición por unas tristes perras dejando que fuera violado el santuario de la colorista y estelada cartelería habitual cuando el pasado Jueves Santo (repárese en que los socios y abonados estaban comprando sus vacaciones mientras vapuleaban al equipo) hubiera podido perfectamente ser Freedom for Bavaria o Bavaria is not Germany. En fin, dónde estaba aquél famoso un sol poble mientras sonaban los cánticos alemanes en un escondido barcelonismo haciendo el ridículo.
Me duele tener que afirmarlo pero si esa es mi Dolça Catalunya, si en eso han convertido mi tierra, con su permiso yo me apeo.
  • Mariano Gomá es presidente de Foro España y España Cívica
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