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28 de abril de 2024

En primera líneaFernando Gutiérrez Díaz de Otazu

El aislamiento de España

Parecería lógico pensar en la conveniencia de algún modo de entendimiento entre los partidos de ámbito nacional o no propiamente independentistas

Actualizada 01:30

Según el Diputado Íñigo Errejón Galván, en declaraciones realizadas esta semana, «el Partido Popular se encuentra cada vez más aislado» porque «no tiene la capacidad de llegar a acuerdos con fuerzas diferentes». En su opinión, el Partido Popular, cuyo candidato a la Presidencia del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo, ha sido propuesto por Su Majestad el Rey a la investidura, no tiene capacidad de ser apoyado más que por Vox, lo cual, en opinión del mismo Diputado, le incapacita para afrontar la investidura con las mínimas garantías de éxito.
Tal valoración, para comenzar, obvia el apoyo expresamente comprometido por otras dos formaciones políticas, como son Unión del Pueblo Navarro (UPN) y Coalición Canaria (CC), que, si bien modestas, por contar con un escaño cada una, no deberían ser ignoradas o minusvaloradas por el político que se lanza a los vericuetos de la prospectiva. Por otra parte, se cuida bien el diputado Errejón de camuflar o disimular su descenso de 38 diputados de la pasada legislatura, en la que a los 35 de Unidas Podemos se unían los 2 de Más País y el de Compromís, para pasar a los 31 que Sumar ha obtenido en las últimas elecciones. Un descenso de 7 diputados que no compensa el incremento de 1 obtenido por su socio de coalición, el PSOE, que ha pasado de 120 a 121. En conjunto han pasado de 158 a 152. Un descenso de 6 presentado como una fulgurante victoria. "Gestión de la información”, según los manuales de la metodología de «construcción de relatos» de la izquierda.
Lo único auténticamente cierto, hasta el momento, es que los apoyos expresos con los que cuenta el candidato del Partido Popular son los de sus 137 diputados, los 33 de Vox, el de CC y el de UPN. Un total de 172 votos. Por su parte, el candidato del Partido Socialista Obrero Español cuenta, de momento, de forma expresa, con los de sus 121 diputados más los 31 de Sumar. Un total de 152.
No es menos cierto, tampoco, que, a pesar del previo acatamiento de la decisión de Su Majestad el Rey, «fuera esta la que fuera», manifestado por Pedro Sánchez tras su ofrecimiento al Jefe del Estado para afrontar la investidura, la decisión final de este, proponiendo al candidato del PP, mejor posicionado a priori, además de ser el más votado por los españoles, no ha sentado bien en las filas del PSOE, cuyos representantes más relevantes se han apresurado a descalificar de manera vergonzante las eventuales expectativas de éxito del candidato designado.
Patxi López, portavoz del PSOE en el Congreso, ha manifestado, una vez más, que Feijóo no tiene ninguna posibilidad porque solo cuenta con el apoyo de Vox, lo cual lastra sus posibilidades de obtener más apoyos, aunque, como bien sabe el señor López, Vox ha cedido sus apoyos sin exigir formar parte del Gobierno, por lo que, de triunfar el intento del señor Feijóo, será para conformar un gobierno en solitario del PP y no uno de coalición. Obvia, también, el señor López, los apoyos de CC y UPN. Otros relevantes dirigentes del PSOE, como su portavoz, la señora Alegría, han enfatizado, el cada vez «mayor aislamiento» del PP. Más «gestión de la información» al estilo de la izquierda española.
Además de los 324 representantes citados (172+152) de opciones de ámbito nacional o no propiamente independentistas, quedan, en el Congreso de los Diputados, para alcanzar la cifra total de 350, 26 diputados de Cataluña (14), País Vasco (11) y Galicia (1), que representan opciones independentistas que se han convertido, en mayor o menor medida, en los apoyos necesarios para desequilibrar en favor de unos o de otros el insuficiente respaldo con el que, hasta el momento, cuentan ambos candidatos.
Llegados a este punto, parecería lógico pensar en la conveniencia de algún modo de entendimiento entre los partidos de ámbito nacional o no propiamente independentistas, al objeto de no tener que depender de formaciones políticas que se autodenominan soberanistas, poniendo en entredicho el principio consagrado en el artículo 1.2 de la Constitución que reza que «la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado». Parece, por el contrario, darse por buena, por parte de algunos, la necesidad de obtener el poder de manera absoluta, por parte de la «mitad más uno» de los Diputados para ejercerlo, de forma, igualmente absoluta, contra la «mitad menos uno», dando por bueno el epitafio recogido por Mariano José de Larra en su artículo titulado El día de Difuntos de 1836 que rezaba: «Aquí yace media España, murió de la otra media».
Es en esta dinámica perversa en la que se van franqueando líneas que, en otros momentos, fueron rojas y que hacen posible que para obtener esa «mitad más uno» se esté dispuesto, igualmente por parte de algunos, a poner en entredicho, incluso, la rectitud de conducta del conjunto de nuestra nación. Se cede, por ejemplo, a estas formaciones soberanistas la posibilidad de cuestionar nuestro ordenamiento legal llevando la prórroga del régimen del General Franco hasta el año 1983, como hiciera el PSOE, durante la pasada legislatura en el texto de la Ley de Memoria Democrática. En la legislatura que comienza, también el PSOE, a fin de obtener el respaldo de Junts, está analizando la posibilidad de encontrar algún encaje (alivio penal, creo que quieren llamarle) a una eventual revisión de los procedimientos judiciales abiertos como consecuencia de los graves desafíos a la soberanía nacional protagonizados por el independentismo catalán en octubre de 2017, poniendo en entredicho la correcta, legítima y democrática aplicación de la legislación española en aquellos aciagos días.
Podría darse la circunstancia, de seguir por este camino, de que, en lugar de hablar, por parte de la izquierda, de un supuesto aislamiento del PP, acabemos todos hablando, sometidos a los soberanismos periféricos, de un real aislamiento de España, o, por lo menos, de la idea que la mayor parte de nosotros tenemos de ella.
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