¿Llamada pactada o un real plantón?
Sabemos que aunque el monarca alauí es protocolariamente muy imprevisible y que de tonto tiene lo justo, mantiene las formas cuando tiene delante a alguien a quien considera y respeta. Este no ha sido el caso de Sánchez
A partir del affaire de la 'llamada pactada' realizada por Mohamed VI a Pedro Sánchez para comunicarle que no asistiría a la cumbre bilateral de alto rendimiento por encontrarse de vacaciones en Gabón, creo que la RAE debería, a partir de ahora, introducir un nuevo significado al término 'plantón'. Aparte de su uso en botánica, en referencia a un árbol nuevo que debe ser trasplantado, también se emplea en el argot militar para designar a un soldado castigado a estar de guardia más tiempo del debido. Desde ahora, con independencia de su significado coloquial –de esquinazo, plante, tardanza, demora y retraso– disponemos de un nuevo sinónimo en el campo de la política internacional y sobre todo en el protocolo diplomático.
El sinónimo es el de 'llamada pactada'. Cuando un monarca o jefe de Estado le da esquinazo o plantón a otro y no acude a la bilateral cita, cumbre o reunión que de antemano habían concertado, ya no se dice lo que siempre se ha dicho. Ahora, a esto –por imperativo político y por no quedar el receptor de la llamada con el culo al aire– se le llama 'llamada pactada', tal cual. Me imagino que el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Octavi Iceta i Llorens, ya habrá cursado las oportunas órdenes a la RAE para que el nuevo término sea incluido en el Diccionario de sinónimos y antónimos.
El papelón que tuvo que realizar Albares no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Cuando los periodistas especiales enviados a cubrir la cumbre bilateral entre Marruecos y España le preguntaron si sabían que el Rey de Marruecos no iba a acudir a la XII Reunión de Alto Nivel (RAN) por estar supuestamente de vacaciones en Gabón. Y digo supuestamente, porque en los mentideros diplomáticos internacionales se lee, se comenta y se rumorea sottovoce que posiblemente no sea este el motivo y su ausencia esté motivada por una supuesta y no confirmada grave enfermedad (¿…?). Todos pudimos ver y oír –en vivo y en directo gracias a las nuevas tecnologías– como nuestro pequeño gran ministro –de ahí el cariñoso alias de Napoleonchu–, preso del estupor y del desconcierto se quedó literalmente sin palabras, bloqueado, en silencio y, tras un leve balbuceo, solamente acertó a decir: «Estoy ya en off, estoy ya en off».
Posteriormente, ya en rueda de prensa y con el argumentarlo bien aprendido, Albares restó importancia a la real ausencia y declaró que «esta era una reunión entre dos gobiernos, encabezados por el presidente Sánchez y por Aziz Akhannouch, el primer ministro de Marruecos». La nueva humillación que Marruecos ha infringido a España ha supuesto una ofensa que requirió un gran esfuerzo por parte de los ministros de Exteriores de ambos países in situ para minimizarla. Esta no ha sido la primera ni será la última. Ya en el 2021, siendo presidente Zapatero, Marruecos tampoco cuidó –ni mucho ni poco, más bien nada– el protocolo en estas reuniones de alta importancia diplomática, ya que en la foto del encuentro con Mohamed VI se veía un mapa de Marruecos en el que las islas Canarias formaban parte del reino alauí. Y para acabar de rizar el rizo, el mapa oficial de Marruecos de la página web de su embajada en Madrid incluía –no sé si los seguirá incluyendo– los territorios de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla junto con el del Sahara Occidental.
El pasado mes de abril del 2022, con motivo de la visita de Sánchez al Rey alauí de Marruecos –a rendirle oficialmente pleitesía y entregarle el Sahara Occidental, por la cara a cambio de nada– durante el iftar, la cena oficial con rotura incluida del Ramadán, se colocó sin querer queriendo la bandera de España boca abajo. Esto en el protocolo internacional se considera como un desprecio a ese país y que está penado por la ley.
Tras la rueda de prensa de Albares, los mantras oficialistas del Gobierno han corrido de boca en boca tratando de evitar el ridículo, el desaire, la humillación y el desconcierto sufridos por la delegación española –encabezada por el presidente Sánchez, sus doce ministros– y un fluido elenco de empresarios españoles y de firmas comerciales implantadas en Marruecos. Han sido los mantras del 'que si': que si la llamada telefónica de Mohamed VI a Sánchez resalta la implicación personal del monarca; que si esta cumbre va a reforzar esta nueva etapa sobre bases más fuertes; que si la invitación a Sánchez para que realice una nueva y próxima visita oficial a Marruecos demuestra una gran voluntad de cooperación; que si es mucho más relevante esa «llamada pactada» que un mero saludo protocolario al finalizar la cumbre; que si Sánchez ha sido uno de los pocos jefes de Gobierno que han cenado con el Rey marroquí; que si el PP no entiende la relación con Marruecos ni conoce lo que son las políticas de Estado ni comprende la importancia de esta nueva relación con Marruecos para Ceuta, Melilla, Canarias y Andalucía; que si la veintena de acuerdos que se van a firmar en materias de interés común, como el nuevo protocolo financiero de 800 millones de euros van a facilitar las inversiones españolas en Marruecos; que si esto va a contribuir la apertura de las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla, la colaboración en la lucha antiterrorista en el Sahel y la cooperación contra la inmigración ilegal; que sí bla, bla, bla, bla… etc.
Es inútil que Sánchez, Albares y Bolaños intenten justificar lo injustificable. En román paladino lo de Mohamed VI ha sido un soberano y real plantón al presidente y de paso un gran desaire a España. Pese a sus posteriores y estudiados argumentarlos que no nos vendan motos ni nos manden más jamones, pues tenemos la despensa llena. Ha sido una regia bofetada en toda la regla al súper ego sanchista. Sabemos que aunque el monarca alauí es protocolariamente muy imprevisible y que de tonto tiene lo justo, mantiene las formas cuando tiene delante a alguien a quien considera y respeta. Este no ha sido el caso de Sánchez a quien le ha dado un corte de mangas, pues ya hace un año que consiguió su máximo objetivo: que España reconociera el derecho de Marruecos sobre el territorio del Sahara Occidental.
(…) «En política internacional cuando te hacen un traje y cuando te toman la medida, te la toman para siempre». Gracias a las habilidades políticas de Pedro Sánchez hemos perdido las relaciones con Argelia y somos humillados reiteradamente por Marruecos. Tenemos un presidente que se deja desairar y por eso «es difícil tener un éxito mayor», ha ironizado el expresidente Aznar en la XI edición del Foro España a Debate celebrado en Tomares (Sevilla). Visto lo visto y oído lo oído, hoy en España vale mucho más una 'llamada telefónica pactada' que toda una Reunión de Alto Rendimiento.
- Pedro Manuel Hernández López es médico jubilado, periodista y exsenador por Murcia