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Recuperar la democracia

El búnker de Moncloa, en el que Sánchez está más aislado que nunca, se ha reorganizado para resistir

Sánchez es un 'pato cojo' sitiado por los efectos de su propia dinámica de acceso, ascenso y sostenimiento del poder. No se irá si no lo echamos y aunque es cierto que nuestra democracia no estaba diseñada para responder de forma clara, directa y contundente ante la deriva de un personaje así, está resistiendo con los resortes de los que nos dotamos en la Constitución de 1978.

Sánchez no es un político resistente ni hábil, es un personaje envuelto en una estructura de poder político, mediático y fáctico, un juguete averiado de los próceres del PSOE que jugaron a ponerlo de transición, sin moralidad ni ética alguna, carente de empatía y ausente de la responsabilidad, su único objetivo es mantenerse en el poder. Fue revestido con la apariencia de la legitimidad que dan las urnas pero su acceso a la Presidencia fue amasado con una mutación y un acto de corrupción, cambiar «poder por impunidad», el PSOE asume una fuerte responsabilidad histórica.

Nuestro Estado de derecho está dando muestras de fortaleza a pesar de las injerencias y ataques constantes del Gobierno y sus satélites políticos y mediáticos. Será su acción, junto con el trabajo de los medios de comunicación, los que acabarán mostrando y enjuiciando indicios y hechos suficientes para que una situación que ya es insostenible devenga en la caída definitiva de Sánchez. Estamos a unos audios de que los ciudadanos sepan que Sánchez es el jefe de la banda y sea mayor el coste para sus socios en términos electorales que el saqueo y el desgaste al que están sometiendo al Estado. Sánchez tendrá un otoño judicial caliente del que no saldrá con vida.

Los informes de la UCO, las informaciones periodísticas y la presión exterior, continuarán durante el periodo estival. El búnker quiere recuperar el control y la iniciativa. Moncloa está diseñando y ejecutando estrategias para intentar salvar a Sánchez, usará todo y a todos, incluso sacrificando a los suyos, a todos los niveles políticos e institucionales, si es necesario, conocen el camino, lo hicieron sin pudor en las elecciones autonómicas y municipales de 2023. Sin piedad Sánchez culpó a los caídos de ser los responsables de la gran pérdida de poder institucional infligido por los ciudadanos tras una campaña diseñada para sostener a Sánchez y luego los sustituyó por los de su guardia pretoriana en el Consejo de Ministros después de haberlos utilizado, un ejemplo, en Andalucía con Montero por Juan Espadas.

El nuevo ciclo electoral nos llevará hasta 2027, muchos líderes socialistas se juegan sus sillones y el poder, no despreciemos esto porque en el PSOE esto es clave por su propio ADN, ya lo esgrimió publicamente Page. Eso está propiciando el incremento de la tensión y la división interna. La decisión de los presidentes autonómicos de Andalucía, Castilla y León, Extremadura y Baleares de disolver las cámaras e ir a elecciones si Sánchez pulsa el botón de las elecciones, agudiza esa tensión interna, ya que si en algo se ha convertido el PSOE es en un fin en sí mismo en el que hacer carrera, detentar el poder y vivir de él, ese es el límite vital a la fidelidad interesada al líder y a la omertá. Muchos de los damnificados en las pasadas elecciones autonómicas y municipales están en pie de guerra junto con los apartados por las prácticas internas del sanchismo. El PSOE implosionará en cuanto se consoliden los primeros indicios sobre la participación de Sánchez en la trama, que siempre ha liderado, así como de la presunta financiación ilegal, momento en el que sus socios y apoyos parlamentarios desaparecerán y los que antes le aplaudían renegarán de él.

Aunque es cierto que los tiempos de investigación y judiciales son largos, en política hay hechos y momentos que acaban por definir acontecimientos. Cuando lo que está en juego es la supervivencia propia ahí todo cambia, se activa y remueve lo que haga falta en la propia defensa judicial, dentro y fuera de un partido o en otros ámbitos de poder. Ferraz y Moncloa, desde la imagen del ingreso en prisión de Santos Cerdán, ya no pueden contener los movimientos internos existentes, además de la existencia de dos bandos directamente enfrentados y un peligro de implosión creciente. No despreciemos tampoco el hecho de que la oposición ejercida por el Partido Popular entre desacomplejada, clara y propositiva erosiona la moral del adversario y acelera la caída.

A Sánchez lo sacará del poder, antes de que acabe el año, lo mismo que lo llevó a él, con la acción del Estado de derecho sí, pero también por la voluntad decidida de los que lo auparon y sostuvieron en él.

Julio Díaz fue vicepresidente del Parlamento andaluz

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