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Los participantes, durante el actoTwitter | Fundación Pablo VI

Religión

La Fundación Pablo VI homenajea a Mikel Azurmendi, cofundador del Foro de Ermua y ¡Basta ya!

Sus amigos Fernando Savater y Jon Juaristi, además de su viuda y el sacerdote de Comunión y Liberación, Ignacio Carbajosa, recordaron el lado más personal y filántropo del escritor y profesor

Mikel Azurmendi (1942-2021), antropólogo, traductor y autor de una vasta obra sobre su tierra, pasó a los libros de historia como figura exponencial en la condena de la violencia sectaria de ETA. Fallecido el pasado agosto, Azurmendi ingresó en la banda en los años 50 y la abandonó en cuanto sus integrantes decidieron aparcar el nacionalismo asambleario para abrazar las armas. 
Su repulsa hacia el giro belicoso de la banda fue tal que, a finales de los 90, formó parte de los grupos fundacionales de ¡Basta ya! y del Foro de Ermua, dos asociaciones que durante años consiguieron sacar a miles de personas a la calle para clamar sin tapujos contra la banda y que rechazaron siempre las negociaciones con los terroristas impulsadas por los gobiernos del PSOE.
Con la gesta de su vida como tema central, la Fundación Pablo VI homenajeó este jueves al activista –quien se vio obligado a dejar el País Vasco por las amenazas de muerte– en un acto que contó con la participación de diversos allegados y familiares del profesor y que recordó, además, su reencuentro pleno con la fe a través del movimiento Comunión y Liberación.
De esta manera, Jesús Avezuela, director general de la Fundación Pablo VI, abrió la mesa redonda recordando su filantropismo y su amor por el prójimo, una consigna que todos los intervinientes fueron repitiendo a lo largo de la velada.
Los catedrático y escritores Fernando Savater y Jon Juaristi, amigos del homenajeado, hicieron hincapié por su parte en el lado más personal e íntimo de Azurmendi. El escritor donostiarra afirmó que Mikel se volvió, con el tiempo, «más reflexivo, compasivo y maduro», destacando también que «era muy fácil quererle» y refiriéndose a él como un gran conversador. El bilbaíno, con quien coincidió en la primera etapa de ETA, recordó sus días en la banda, cuando conocieron a quienes «querían inmolarse de manera absurda por la patria vasca».
Ignacio Carbajosa, de Comunión y Liberación, señaló que el homenajeado hizo un camino de conversión «paradigmático», y recordó cómo el contacto directo con drogodependientes de la Cañada Real, a quienes llevaban comida, «le hizo reflexionar sobre esa realidad».
La viuda de Azurmendi, Irene, elogió a su marido con una emotiva alocución que ensalzó su sensibilidad y su sincero deseo por el bien de los demás. «No tengáis miedo de amar, seguid a los que os hacen creer en el amor, y de ahí vendrán milagros, quizás no los que esperáis, pero si lo que necesitáis», le parafraseó. Y terminó describiendo como se acabó enamorando de Cristo, feliz pese a su exilio, y en paz.

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