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19 de abril de 2024

El nuncio durante la celebración del Encuentro de Empresarios Católicos en Santiago de Compostela

El nuncio Bernardito Auza durante la celebración del Encuentro de Empresarios Católicos en Santiago de CompostelaEEC

Los empresarios católicos se comprometen con la «educación en virtudes»

El Encuentro de Empresarios Católicos abordó desde Santiago de Compostela la relación entre educación y cultura y planteó nuevas perspectivas ante los desafíos actuales

«Necesitamos profesores santos, sacerdotes santos y empresarios santos», instaba el viernes el CEO y cofundador de SLAM Universitites Juan Antonio Perteger, durante la mesa redonda Educación y cultura celebrada en el marco del Encuentro de Empresarios Católicos, en Santiago de Compostela. Junto a Perteger, la presidenta del Consello Social de la Universidad de Santiago, Cecilia Sierra, y el presidente de la Fundación Lares, Juan Ignacio Vela, abordaron temas como la sociedad del descarte, el consumismo o los desafíos de la inteligencia artificial.
El director de El Debate, Bieito Rubido, presentó el evento, señalando que la relación entre educación y cultura es «trascendental». «Me interesa la cultura como la entendían los romanos, como cultivo: trata de cómo se va cultivando una persona y va adquiriendo un modo de pensar y ver la vida, y ahí es fundamental la educación», señaló Rubido, que citó la reciente aprobación de la Ley Celáa para insistir en que los aspectos a debate mantienen plena actualidad.
Bajo esta perspectiva, se desarrolló un coloquio sobrevolado por la noción agustiniana de construir la «ciudad de Dios». «La propuesta de la ciudad de los hombres es deprimente», apuntó Perteger, y Vela criticó que nuestra sociedad funciona «como una centrifugadora», descartando con una presión insostenible a quienes se mueven en los márgenes, los más vulnerables.
Frente a esto, los participantes defendieron la necesidad de una educación cristiana. Perteger, que también es director del máster en Dirección de Centros Educativos Católicos en la Universidad CEU San Pablo, pidió a los empresarios apoyar la creación de escuelas y universidades cristianas, en las que se eduque «en virtudes». Destacó la necesidad de la confianza y marcó como guía la parábola de los talentos: acompañar a cada niño a desarrollar sus talentos y a ponerlos al servicio de los demás.
El director de El Debate ha moderado una mesa redonda sobre Educación y Cultura

El director de El Debate ha moderado una mesa redonda sobre Educación y CulturaE.E.C.

Soledad digital

Otro debate planteado por Rubido fue la contradicción entre digitalización y soledad, con el ejemplo de un niño de Santiago que se dispara virtualmente con otro chaval de Oklahoma, pero que a la vez se aísla de sus padres. Sierra señaló que se trata de una problemática que conviene abordar desde las primeras etapas de la formación de los jóvenes. «Hay que hacerles entender que vivir entre pantallas les va a hacer cortos de miras, que ver otras perspectivas les va a enriquecer mucho más», apuntó.
También Perteger pidió a los católicos abordar la transformación digital: «o damos una respuesta adecuada al uso de la inteligencia artificial o nos la impondrá el sistema», advirtió. El religioso franciscano Vela, por su parte, defendió que una digitalización real tiene que ser accesible, y recordó el caso de los mayores a los que la cacareada transformación digital de la banca ha dejado fuera. Defendió la necesidad de una «economía de las caricias».
La también consejera de Urovesa Cecilia Sierra realizó una intervención distinguiendo entre éxito y valor, y ligó diversas virtudes cristianas con las competencias empresariales en que se concretan: por ejemplo, el respeto a Dios que lleva a respetar a los demás, o la responsabilidad con la misión divina que lleva a responsabilizarnos de nuestra comunidad.
Rubido dando paso a los participantes

Rubido dando paso a los participantesEncuentro de Empresarios Católicos

La «compartimentación de la vida»

El obispo de Bilbao, Joseba Segura, pidió a los empresarios católicos abandonar la «compartimentación» de su vida, la separación en baúles estancos de ámbitos como la fe, el trabajo o la familia. Segura intervino antes de la mesa redonda y ofreció una conferencia sobre los principios de la Doctrina Social de la Iglesia aplicados al mundo económico, e insistió en que «la empresa no es algo periférico en la propuesta cristiana».
En esta línea, pidió a los empresarios que su responsabilidad con la sociedad vaya «más allá del marketing», y que asuman su trabajo como una vocación. Citó el Evangelio de Lucas -«Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho», recordó- y rechazó el mito orgulloso del mito del «hombre hecho a sí mismo». «Vocación -reflexionó- significa devolver lo recibido, y también colaborar con el proyecto de Dios».
Joseba Segura, obispo de Bilbao, durante su participación en el Encuentro de Empresarios Católicos

El obispo de Bilbao durante su participación en el Encuentro de Empresarios CatólicosE.E.C.

Segura invitó a los presentes a «someterse creativamente al plan divino» con un «deseo permanente» de perfeccionar la vida social. Repasó diversas encíclicas -de la Rerum Novarum de León XIII a la Fratelli Tutti del Papa Francisco, pasando por la Centesimus Annus de san Juan Pablo II- y puso en valor diversos puntos, como entender el trabajo como colaboración con el perfeccionamiento de la Creación o entender la empresa como comunidad de personas.
El obispo de Bilbao concluyó su ponencia citando algunos rasgos fundamentales del empresario cristiano, como ser capaces de inspirar el camino o ser motores de transformación, no quedarse en los sueños. También insistió en la importancia de que el empresario sea modelo de integridad: «El líder cristiano -apuntó- no solo muestra el camino, sino que es el primero en avanzar por él».
El presidente de la CEE, el cardenal Omella, participó en la primera jornada del EEC

El presidente de la CEE, el cardenal Omella, participó en la primera jornada del encuentro

Economía al servicio de la persona

El evento arrancó con la intervención del presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Juan José Omella, quien subrayó que «ser responsable de una empresa es ser capaz de guiar un proyecto por el bien común». Por su parte, el arzobispo de Santiago y presidente de este Encuentro, Julián Barrio, recordó a los presentes que su labor empresarial «es fruto de una vocación». Consideró como una necesidad «seguir afirmando la grandeza de la vida, poniendo la economía al servicio de las personas y la sociedad».
En la misma línea, el presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia, Juan Manuel Vieites, pidió «generar nuevos parámetros» y demostrar que la respuesta ética generalizada que despertó la crisis del coronavirus no fue flor de un día, sino «una apuesta decidida hacia un compromiso total con la sociedad». También participó en la apertura el director general del Instituto Galego de Promoción Económica, Fernando Guldrís, que habló en nombre del presidente de la Xunta y celebró la aportación de los empresarios en el «logro colectivo» de Galicia.
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