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26 de abril de 2024

José María Gil Tamayo

José María Gil TamayoEFE

Entrevista | Obispo coadjutor de Granada

Monseñor Gil Tamayo revela el secreto comunicativo de Benedicto XVI: «Se mostró como era»

El obispo coadjutor de Granada destaca la figura del difunto Papa emérito, al que recuerda como un «apasionado de Jesucristo»

Monseñor don José María Gil Tamayo, obispo coadjutor de Granada, comparte sus momentos con Benedicto XVI. Nos habla de un Papa apasionado por Jesucristo, que no hizo nada por parecer distinto de lo que era.
–Ante todo, cuéntenos: ¿cómo fue su relación con Benedicto XVI?
–Le conocí por primera vez en un congreso de Cristología en la Universidad Católica de Murcia, en 2002, el mismo día que fue elegido decano del Colegio Cardenalicio. Atraía por su sencillez, por su humildad. Pasaba desapercibido.
Me impresionó su conferencia. La tengo grabada y la he escuchado más de una vez. El pensamiento que transmite Benedicto XVI en sus escritos es un pensamiento diáfano. Desgrana el misterio cristiano en su extensa obra. De su obra destacaría La introducción al cristianismo, una obra en la que resume las conferencias que dirigía sus estudiantes universitarios en Alemania.

El pensamiento que transmite Benedicto XVI en sus escritos es un pensamiento diáfano

Ese fue mi primer contacto, no solo físico, también con su obra, que es la síntesis de Benedicto XVI. Luego, como secretario de la Comisión Episcopal de Comunicación, el Papa me nombró, consultor ante el Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, por dos periodos de cinco años. Al menos una vez al año teníamos reuniones plenarias del Consejo, y manteníamos un encuentro con él, que nos permitía saludarlo. Me impresionaba esa delicadeza con la que siempre nos atendía.
–¿Con qué se quedaría de los momentos de encuentro personal que usted pudo vivir con el Papa?
–Siempre me ha sorprendido su sencillez y claridad de pensamiento. En otro encuentro que tuve, le llevé la grabación, que me facilitó Televisión Española, de su visita a España. Lo agradeció mucho. Por lo que me decía, el Papa veía esos momentos en vídeo porque quería recordar esas visitas pastorales. Ciertamente lo disfrutaba, sobre todo la visita a la Sagrada Familia, cuando inauguró oficialmente la apertura de la puerta para su consagración. Quedó admirado por la magnífica obra de Gaudí, como expresión creadora de Dios.
–¿Cómo era la relación de Benedicto XVI con España y con la Iglesia en España?
–Con la Iglesia española tuve la oportunidad de asistir a una beatificación masiva de beatos españoles mártires. Puedo destacar su cariño y admiración hacia España.

Creo que es uno de los Padres de la Iglesia y así lo reconocerá la Iglesia, cuando se tome distancia, fuera de los clichés y de las ideas mediáticas

Su visita de 2006 a Santiago de Compostela se convirtió en una propuesta del centro de su pensamiento y labor magisterial: la primacía de Dios. Su lema episcopal es «cooperador de la verdad», ese lema define la vida de ese humilde labrador en la viña del Señor. No ha hecho otra cosa que ponernos delante de Dios y de su Hijo Jesucristo. Precisamente su obra teológica culmina con la trilogía sobre Jesús de Nazaret. Yo creo que es uno de los Padres de la Iglesia y así lo reconocerá la Iglesia, cuando se tome distancia, fuera de los clichés y de las ideas mediáticas, que prenden, pero son fugaces. Al final quedará lo que este hombre ha hecho por la Iglesia.
–Usted es un experto en comunicación, y ha colaborado en la Oficina de Prensa de la Santa Sede. Se dice que Benedicto XVI era tímido y académico, no era un Papa mediático. Ahora bien, cuando vemos el recuerdo que ha dejado en tantas personas, nos damos cuenta de que su comunicación era capaz de crear una relación con las personas. ¿Cómo fue la relación de Benedicto XVI con los medios de comunicación?
–He tenido la inmensa fortuna de participar como adjunto al padre Federico Lombardi, en calidad de portavoz en lengua española del Sínodo de 2012. En ese mes de octubre, veía al Papa casi todos los días en las reuniones. Destacaría, la manera en que daba la palabra, cómo escuchaba, cómo atendía a todos y a cada uno. Para él, todo el mundo era importante en lo que pudieran decir sobre la nueva evangelización, tema del Sínodo.
Llegaron después los tiempos del final de su pontificado y de inicio del cónclave, con tres portavoces, uno en español, otro en inglés y otro en italiano. De broma, nos llamaba «la trinidad informativa» al padre Lombardi, a monseñor Thomas Rosica y a mí, que comparecíamos en la Sala de Prensa del Vaticano para informar.

El atractivo informativo de Benedicto XVI fue la claridad, pero sobre todo la coherencia

El atractivo informativo de Benedicto XVI fue la claridad, pero sobre todo la coherencia. El Papa Benedicto, no hizo nada por parecer distinto, para que parecer más mediático. Se mostró como era, con su sencillez y su delicadeza.
Cuando tenía que hablar o grabar algo, aquilataba al segundo. Si eran dos minutos, eran dos minutos, no necesitaba repetición, sabía decir la palabra justa y pensada. Pensada, pues era una cabeza privilegiada, en inteligencia e inteligencia de la fe. Ha buscado y ha trabajado como pocos esa dimensión de la unión y la armonía entre la fe y la razón.
Para terminar, yo diría que Benedicto XVI, era un apasionado de Jesucristo. Esas palabras que nos han dicho que pronunció al final de su vida: «¡Señor, te amo!», constituyen la síntesis de la vida de Benedicto XVI.
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