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El Vaticano recupera sus tradiciones. ¿Un aviso a navegantes?

El ceremonial vaticano no deja ningún detalle a la improvisación. El camarlengo ofició ayer por la mañana con unos ropajes que no se usaban en la Santa Sede desde época de Benedicto XVI. Y no es un detalle menor

Act. 25 abr. 2025 - 13:03

El cardenal Farrell, ayer miércoles, con los ornamentos litúrgicos que han dado que hablar

El cardenal Farrell, ayer miércoles, con los ornamentos litúrgicos que han dado que hablarSimone Risoluti/Dicasterio para la Comunicación del Vaticano

«En el Vaticano, todo detalle cuenta; cualquier detalle es relevante y revelador. No dan puntada sin hilo. En la Santa Sede existe una finura para los matices que no se da en España». Quien así habla es un profundo conocedor de los entresijos vaticanos, que ha recorrido cientos de veces los largos pasillos de los palacios apostólicos y ha tratado con prácticamente todos los miembros de la Curia. Por eso, los ornamentos litúrgicos que portaba ayer el camarlengo, el cardenal Kevin Farrell, durante la bendición del cuerpo del Papa Francisco al llegar a la basílica de San Pedro, no pasaron desapercibidos. No, al menos, para los ojos de aquellos que están habituados a escudriñar e identificar cualquier señal y desentrañar su significado.

El profano en la materia, con toda probabilidad, no reparará siquiera en el color de las vestiduras sagradas. Pero el vaticanólogo avezado capta el mensaje: no es indiferente que el camarlengo de la Iglesia católica haya escogido para la ocasión uno u otro ropaje. Y el elegido, en esta ocasión, era una indumentaria que no salía del armario de la sacristía petrina desde los años de Benedicto XVI.

El cardenal camarlengo, de espaldas, reza ante el féretro de Francisco

El cardenal camarlengo, de espaldas, reza ante el féretro de FranciscoEFE

¿Un aviso a navegantes de que el Vaticano apuesta por un cierto regreso a la senda por la que caminó el Papa alemán y, de alguna forma, alteró Francisco? Así lo interpretan muchos de ellos. Y es que, en el Vaticano, todos los detalles –hasta los aparentemente nimios– hablan. Los ornamentos litúrgicos que vistió ayer el cardenal irlandés nacionalizado estadounidense eran de un color rojizo, un brocado entretejido con hilos dorados, de un aire tradicional, más alejado del estilo que vistió Francisco en vida. El Papa argentino no los había utilizado en vida, pero se recuperaron a la hora de su muerte.

Los cardenales se encuentran ya inmersos en sus congregaciones –las reuniones que mantienen antes de entrar en cónclave, que se prevé a partir del 5 de mayo–, y son días de ajetreo en Roma. Idas y venidas, conversaciones y confidencias, miradas y silencios. Y detalles. Muchos detalles. Ninguno de ellos se puede pasar por alto.

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