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Arzobispo de Trujillo, Alfredo Vizcarra

El arzobispo de Trujillo, monseñor Alfredo VizcarraConf. Episcopal Peruana

Entrevista al arzobispo de Trujillo (Perú)

Monseñor Alfredo Vizcarra: «El Papa León XIV tiene el corazón en el Perú»

Con una larga trayectoria pastoral en Perú, África y Europa, este obispo forjado en la Compañía de Jesús está al frente de una de las archidiócesis más importantes del país andino

Misionero, políglota y jesuita, monseñor Alfredo Vizcarra asumió en febrero de 2025 el arzobispado de Trujillo (Perú), tras la salida de Miguel Cabrejos, señalado de encubrir los abusos del Sodalicio.

Antes de desplazarse a zonas alejadas de su jurisdicción pastoral en la costa norte peruana, ofreció esta entrevista telefónica a El Debate, en la que reflexiona sobre los desafíos de la Iglesia y el impacto de la elección de León XIV.

Se trata del primer Papa nacionalizado peruano, a quien conoció personalmente y al que define como un líder cercano y «profundamente humano».

– Conoció de cerca al ahora Papa León XIV en Perú. ¿Qué rasgos de su carácter y estilo de liderazgo destacaría como definitorios de su persona?

– Lo conocí ya como obispo. Fue nombrado en 2014 y ordenado en 2015. Tuvimos varios encuentros en las asambleas anuales de la Conferencia Episcopal. Robert (Prevost) se destacó muy rápido por su sabiduría, prudencia, cercanía y por su formación y experiencia de gobierno, que le permitían abordar los asuntos con acierto. Por eso fue elegido segundo vicepresidente. A mí me hubiera gustado que fuera presidente. Algunos objetaban entonces que no era peruano de nacimiento, aunque ya estaba nacionalizado. Pero para mí eso no era un obstáculo. Siempre fue mi candidato.

En lo personal

– ¿Cómo describiría su relación personal con él? ¿Qué aspectos de su formación espiritual y humana han sido determinantes en su camino hacia el papado?

– Ha sido superior general de su congregación durante diez años. Ese rol no es sólo administrativo: implica acompañar la vida de una comunidad desde Dios. Requiere decisiones delicadas, proyección, cuidado de las personas. Eso se debe vivir desde la fe, con misericordia, paciencia, esperanza. Me impresionó siempre su cercanía. Conozco sacerdotes que no eran de su jurisdicción y recibieron de él tiempo, atención y apoyo en momentos familiares difíciles. Incluso iba a sus casas y presidía misas. Atendía llamadas. Robert es un hombre muy profundo, muy humano.

Su elección como primer Papa peruano ha sido motivo de profunda alegría en su país. ¿Qué significado cree que tiene para la Iglesia en Perú y Hispanoamérica?

– Es una continuidad del camino de Francisco, que llevó a la Iglesia Universal la experiencia de Hispanoamérica. La sinodalidad, por ejemplo, ya se gestaba aquí con las comunidades eclesiales de base. Son estructuras pequeñas que hacen que la gente se sienta parte activa de la Iglesia. Francisco aportó eso a la Iglesia Universal como respuesta a los desafíos actuales. La experiencia pastoral de Robert sintoniza con esa visión. Hablábamos el mismo lenguaje.

– Durante su ministerio en Chiclayo demostró cercanía con las comunidades humildes. ¿Cómo cree que esa experiencia marcará su pontificado?

– Le ha dado una sensibilidad muy particular. Ya era cercano, pero el contacto con comunidades sencillas, el vivir la misión, conocer otras culturas, afrontar situaciones como la pandemia o desastres como el Niño en 2017, lo han marcado. Su experiencia como superior general también le aporta una apertura que será muy valiosa para acoger las diversas realidades del mundo.

– En los últimos años se ha pedido más firmeza frente a los abusos dentro del clero y mayor compromiso en zonas de conflicto. ¿Cree que el Papa León XIV asumirá estos desafíos desde una nueva sensibilidad?

– Él jugó un papel importante en todo el proceso del caso (del disuelto) Sodalicio de Vida Cristiana (SVC). Fue uno de los pocos obispos mencionados por los periodistas Paola Ugaz y Pedro Salinas como alguien que los escuchó y que se interesó por las víctimas. Estuvo muy cerca del problema, se informó a fondo. La renuncia de monseñor José Antonio Eguren tuvo que ver con el conocimiento que Robert tenía de la situación. Ha tomado decisiones importantes. Y creo que, aunque todavía falta camino por recorrer, su compromiso está en hacer que la Iglesia sea realmente un espacio seguro para todos. Eso lo va a tener muy presente.

– Usted ha tenido un rol activo en la defensa de los pueblos de la Amazonía. ¿Cree que el Papa León XIV continuará esa mirada de escucha y acompañamiento?

– Sí, sin duda. Tiene una sensibilidad clara sobre el cambio climático. Durante el fenómeno del Niño participó activamente, apoyando y denunciando los efectos de la intervención humana. No tengo duda de que seguirá esa agenda. Este es uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo: necesitamos un nuevo modo de entender nuestra relación con la naturaleza, entre nosotros y con Dios.

– Uno de sus primeros mensajes ha sido un llamamiento a la paz en Ucrania y Gaza. También pidió por los rehenes israelíes. ¿Qué mensaje está enviando al mundo?

– Desde el inicio, el Papa León XIV ha dicho: «Paz». Ha invitado a que la Iglesia sea una Iglesia que tiende puentes. En una sociedad tan polarizada, necesitamos un diálogo franco, abierto, en busca de la verdad. No se trata de una farsa: hay que construir una paz verdadera, dejando de lado intereses particulares. Por su forma de ser, él puede facilitar mucho eso. Puede ser un hombre de diálogo.

– ¿Interreligioso también?

– Sí. La experiencia de su generalato seguramente lo confrontó con esas situaciones.

Usted que conoce bien su legado en Perú, ¿Cómo lo definiría: como un Papa norteamericano, sudamericano?

– Es un Papa con el corazón en el Perú. Su experiencia aquí lo ha marcado profundamente. Es significativo que al comenzar su discurso pensara en Chiclayo. No pensó en otro lugar. Eso muestra que el Perú ha dejado una huella muy profunda en él.

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