«No eres un fracaso ni desde el origen», subrayó Reig Pla, porque «venimos del infinito amor de Dios»
En la campaña contra el obispo emérito
Los obispos subrayan, con Reig Pla, que el sufrimiento proviene «del pecado original»
La Iglesia recuerda que «ha sido firme defensora a lo largo de la historia» de los discapacitados «antes incluso de que fuera reconocida por la Declaración Universal de los Derechos Humanos»
Los obispos españoles, a través de su Comisión para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado, han salido al paso de la artificial polémica creada en torno a monseñor Juan Antonio Reig Pla, obispo emérito de Alcalá de Henares (Madrid), por unas palabras suyas sobre las personas con discapacidad que fueron manipuladas y que el Gobierno ha denunciado ante la Fiscalía.
En la tarde de ayer, la citada Comisión publicó una nota donde, sin citar a Reig Pla, subraya la postura de la Iglesia sobre las personas con discapacidad, recordando que «ha sido firme defensora a lo largo de la historia, antes incluso de que fuera reconocida por la Declaración Universal de los Derechos Humanos». «Todos, a pesar de la fragilidad de nuestra existencia, gozamos de una dignidad infinita e inalienable», señala la nota, en consonancia con lo defendido por el obispo emérito. En la homilía que fue sacada de contexto, monseñor Reig Pla afirmó que «tú y yo venimos del infinito amor de Dios, que nos ha dado la vida a través del amor de nuestros padres. Y esto asegura tu origen. No eres un fracaso ni desde el origen. También para los niños que nacen con discapacidad física o intelectual o psíquica».
La Comisión también entra de lleno en el espinoso tema de relacionar la enfermedad con el pecado original, tratado por Reig Pla en su homilía y que ha sido torticeramente descontextualizado por algunos: «La respuesta teológica es el 'pecado original', por el que la naturaleza humana quedó debilitada, sometida a la ignorancia, al sufrimiento, dominada por la muerte e inclinada al mal», desarrolla, citando al Catecismo.
«Todos somos discapacitados»
«De ahí la asociación de la enfermedad con el pecado, especialmente en el Antiguo Testamento, y que Jesús, como signo de la presencia del Reino de Dios entre nosotros, curara toda dolencia al tiempo que perdonaba los pecados, ofreciendo una salvación integral capaz de restaurar a la humanidad herida por el pecado y sus consecuencias. Solo desde esta perspectiva puede vincularse la enfermedad al pecado, en tanto que este afecta existencialmente a todo ser humano y abre nuestra vida al amor de Jesucristo, en quien somos sanados y salvados», prosigue la nota.
El comunicado señala también que «apreciamos que la sociedad actual haya ido tomando conciencia de manera progresiva de la centralidad de la dignidad humana y que muestre una sensibilidad especial hacia los más débiles». «En nuestra realidad existencial, todos somos discapacitados y tenemos necesidad de los demás», concluye la Comisión.