¿Qué harías si tu hija, a los 21 años, decidiera ingresar en un convento de clausura y, a los 33, muriera de cáncer? ¿Cómo afrontarías el dolor y la pérdida de alguien tan querido? ¿Qué sentido tendría su vida y su vocación?
Estas son algunas de las preguntas que se plantean Estanislao Pery y María Osborne, los padres de la hermana Belén de la Cruz, una carmelita descalza que falleció en el Carmelo de San Calixto, en Córdoba, el 5 de abril de 2018. Su testimonio –recogido en el libro Belén, carmelita descalza, nuestra hija– es un relato conmovedor y esperanzador de cómo vivieron la llamada, la entrega y la partida de su hija, que desde muy joven sintió el deseo de consagrarse a Dios en el silencio y la oración.
El miércoles 15 de noviembre a las 19:30 en al Palacio Colomina de Valencia, organizado por la ACdP, Estanislao Pery, padre de Belén, nos hablará de la vida de su hija, invitándonos a reflexionar ¿Para qué sirve una monja de clausura en el siglo XXI? Nos invitará a descubrir y conocer de primera mano qué es y qué representa la vocación religiosa en la sociedad actual, especialmente la de las monjas de clausura, que viven en el anonimato y la renuncia, pero que son un tesoro y una bendición para la Iglesia y para la humanidad. Como dice Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, en el prólogo: «Este libro nos ayuda a comprender que la vida consagrada es una llamada de Dios, que responde al amor más grande que existe, que es el de Dios, y que hace posible que el hombre y la mujer se realicen plenamente».
El libro, publicado por la editorial Palabra, combina la narración de los padres con los escritos de la propia Belén, que reflejan su profunda espiritualidad y su amor a la Santa Madre del Carmelo, Teresa de Jesús. También incluye la carta de edificación, el relato de la vida y virtudes que se hace de cada carmelita que pasa a la Casa del Padre, que fue leída en el funeral de Belén y que impresionó a todos los asistentes por su sencillez y su belleza.
La obra es un homenaje a una religiosa que, a pesar de su corta edad, dejó una huella imborrable en su comunidad y en su familia. Belén fue maestra de novicias y madre superiora, y supo transmitir con su ejemplo y sus palabras la alegría y la paz que se experimentan al seguir a Cristo. Su enfermedad, que se le diagnosticó unos meses antes de su muerte, fue para ella una oportunidad de ofrecer su sufrimiento por la Iglesia y por el mundo, y de prepararse para el encuentro definitivo con su Esposo.
Comentarios