Mariano Fazio
Entrevista | Mariano Fazio, autor de En torno a América. Conquista y evangelización
«No he visto en los conquistadores una justificación de la violencia en nombre de la fe»
El actual vicario del Opus Dei es licenciado en Historia por la Universidad de Buenos Aires y doctor en Filosofía por la Universidad Pontificia de la Santa Cruz. Ha publicado En torno a América. Conquista y evangelización (El Buey mudo)
Mariano Fazio se embarcó en una investigación sobre la historia de América durante el periodo de dominación española y cómo la evangelización católica desempeñó un papel protagonista en la relación entre conquistadores y pueblos indígenas. «En el caso de la conquista, los españoles fueron a buscar riquezas, a difundir la fe y a ganar prestigio –o fama u honra, como se decía en aquel momento», señala el actual vicario del Opus Dei. Nos habla de ello para El Debate.
Ideologizar la historia
–¿Por qué escribió el libro el libro En torno a América. Conquista y evangelización?
–Me he ocupado de este tema desde hace muchos años. Mis primeras publicaciones fueron unos años antes de 1992, cuando se conmemoró el quinto centenario del descubrimiento de América. Siempre me sorprendió la fuerte ideologización en torno a este acontecimiento. El texto que ahora se publica en España ya había sido publicado en Perú, Argentina y Costa Rica. La editorial El Buey Mudo se interesó en darla a conocer al público español. Mi principal motivación era presentar un análisis de los dos grandes procesos de la conquista y evangelización basados no en las lecturas posteriores a los sucesos, sino en el testimonio de los mismos protagonistas de los hechos. Es sorprendente la diversidad de puntos de vista que tienen dichos protagonistas. Procuré ofrecer una visión documentada, alejada de posiciones ideológicas que parten de prejuicios, y no del análisis de los documentos».
En pocas conquistas en la historia del mundo hubo tantos debates morales
–¿Cuál es el mensaje central que quiere difundir a través de este libro?
–Por un lado, subrayar que las motivaciones humanas no responden al exclusivismo causal. Nos movemos por distintos fines. En el caso de la conquista, los españoles fueron a buscar riquezas, a difundir la fe y a ganar prestigio –o fama u honra, como se decía en aquel momento-. Las tres cosas a la vez. Ellos no veían una contradicción en la búsqueda de los tres fines. Desde nuestra sensibilidad contemporánea nos puede chocar, pero hay que leer la historia procurando entender las categorías mentales de cada época».
Además, las conclusiones a las que llego sobre la evangelización me confirmaron en la visión de san Juan Pablo II, que afirmaba que dicha evangelización se realizó entre luces y sombras. Pero, añadía el pontífice polaco, prevalecieron las luces. El anuncio del evangelio comportó no solo una apertura de las distintas culturas indígenas a las fuentes de la gracia redentora, sino un desarrollo humano que ayudó a superar las deficiencias que toda cultura trae consigo. La imagen de una América precolombina paradisíaca no se sostiene desde un punto de vista de la historia científica.
–¿Hay más elementos que investigar?
–Un tercer elemento que me gustaría destacar es la gran delicadeza de conciencia de la corona española al enfrentarse a la aventura americana. No se trata de afirmar que se hizo todo bien, sino que son continuos los reclamos a la “real conciencia», que a veces remordía por los abusos y violencias que todo proceso de conquista trae consigo. En este ámbito destaca la figura de Francisco de Vitoria, padre del derecho internacional y defensor de los derechos de la persona humana. En pocas conquistas en la historia del mundo hubo tantos debates morales y tanta libertad de expresión.
Los testimonios de la época no permiten afirmar que haya habido conversiones forzosas
El continente de la esperanza
–¿Ha ocurrido alguna vez que el Evangelio haya sido utilizado por los conquistadores para justificar la violencia?
–En algunos documentos, como el famoso Requerimiento, se amenazaba a los indios que serían sometidos por la fuerza si no admitían la predicación del evangelio. Sin embargo, prevaleció la idea de que la fe es libre además de ser un don de Dios. Los testimonios de la época no permiten afirmar que haya habido conversiones forzosas. En los conquistadores hay hechos de violencia condenables y un sincero deseo de transmitir la fe. Pero no he visto una justificación de la violencia en nombre de la fe.
–¿En qué punto se encuentra hoy el proceso de evangelización de América?
–América fue considerada hasta hace poco como «el Continente de la Esperanza». Pienso que lo sigue siendo, aunque como parte de la cultura occidental tiene que enfrentar los desafíos que presenta la secularización. El documento de Aparecida ofrece numerosas pistas para profundizar en la vivencia del evangelio en los pueblos americanos. Las lamentables situaciones de injusticia, pobreza y subdesarrollo en el que están sumergidas esas naciones son una llamada de atención constante para que los cristianos latinoamericanos hagan prevalecer el amor evangélico en la vida y en las estructuras de la sociedad.
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