Fundado en 1910
Papa Francisco

El Papa Francisco, en la celebración de una misa en la Plaza de San PedroEuropa Press

El Papa Francisco, una mala salud de hierro

Su resistencia, a pesar de los achaques físicos, es una prueba de que, aunque su salud esté comprometida, su voluntad de seguir adelante no flaquea

En los últimos días, la salud del Papa Francisco ha vuelto a ser motivo de atención dentro y fuera del Vaticano, especialmente desde su ingreso este viernes en el hospital Gemelli. Según informó el director de la oficina de prensa del Vaticano, el Pontífice fue hospitalizado para someterse a algunas pruebas diagnósticas necesarias y continuar su tratamiento contra la bronquitis en un entorno hospitalario.

Es por ello que la Audiencia Jubilar de mañana, 15 de febrero, ha sido cancelada. Por otra parte, la Santa Misa con motivo del Jubileo de los Artistas y del Mundo de la Cultura, del domingo 16 de febrero, será presidida por el cardenal José Tolentino de Mendonça, prefecto del dicasterio para la Cultura y la Educación, mientras que el encuentro con los artistas, previsto para el lunes en Cinecittà, se cancela debido a la imposibilidad del Papa de asistir.

Tiene 88 años

A pesar de todo, con una agenda intensa y el peso de sus 88 años, el Pontífice ha dado muestras de fortaleza a pesar de las dificultades físicas que ha enfrentado en las últimas semanas. Un resfriado persistente, agravado por una bronquitis, ha obligado al Papa a delegar la lectura de sus discursos y, en algunos casos, a celebrar eventos de forma remota.

Todo comenzó el pasado 5 de febrero, cuando Francisco apareció en la Audiencia General visiblemente afectado por un fuerte resfriado. Con voz débil, pidió disculpas a los fieles por no poder leer su catequesis y cedió la palabra al padre Pierluigi Giroli. Este episodio se convirtió en el primero de una serie de señales de fatiga que marcaron sus posteriores actos públicos. Al día siguiente, el Vaticano anunció que el Papa predicaría a distancia desde la Casa Santa Marta debido a una bronquitis. La medida, tomada por precaución, supuso la cancelación de varias audiencias programadas.

El domingo 9 de febrero, durante la celebración del Jubileo de las Fuerzas Armadas y los Cuerpos de Seguridad en la Plaza de San Pedro, la voz del Pontífice volvió a dar muestras de debilidad. En plena homilía, tuvo que interrumpir la lectura y delegar la tarea en su maestro de ceremonias. «Ahora me disculpo y pido al maestro que continúe la lectura por dificultad en la respiración», explicó el Papa ante los asistentes, que respondieron con un cálido aplauso. Un gesto que evidenció tanto el reconocimiento a su esfuerzo como la preocupación por su estado de salud.

Una voluntad que no flaquea

A pesar de su evidente cansancio, Francisco ha mantenido su actividad, aunque con limitaciones. Este 12 de febrero, en la Audiencia General, no pudo leer su catequesis por segunda semana consecutiva. No obstante, quiso dirigirse brevemente a los fieles en español e italiano y, aunque con dificultades, aprovechó la ocasión para hacer una exhortación urgente a rezar por la paz, demostrando sus prioridades incluso en momentos de debilidad.

Más allá de las complicaciones respiratorias, en los últimos meses el Papa ha sufrido otros incidentes que han hecho evidente su fragilidad física. El pasado 8 de diciembre, apareció con un visible hematoma en el rostro tras golpearse la barbilla con una mesilla de noche. Y el 1 de febrero, el mango de su bastón se rompió mientras ingresaba en el Aula Pablo VI, lo que le hizo tambalearse momentáneamente antes de ser asistido por su equipo. Aunque en ambos casos logró continuar con sus actividades, estos episodios muestran que su movilidad y equilibrio requieren cada vez más atención.

sE

El Papa Francisco con un hematoma en el mentón tras golpearse con su mesilla de nocheAFP

Los expertos han analizado la situación con prudencia. Según unas declaraciones que recoge Gaudium Press del infectólogo Massimo Andreoni, la bronquitis en un paciente de edad avanzada y con patologías previas puede derivar en descompensaciones cardíacas o pulmonares. «El Papa no pudo tomar oxígeno, no sabemos si debido a la bronquitis o al asma», señaló el especialista. Además, sugirió que el Pontífice podría estar bajo tratamiento con cortisona, lo que explicaría su visible agotamiento. «Lamentablemente, en estos casos, incluso un virus respiratorio banal puede causar preocupación», añadió Andreoni, a lo que recomienda descanso y convalecencia sin estrés, aunque reconoce que «sus deberes del cargo lo llaman».

Y es precisamente eso que llama la atención. El Santo Padre sigue mostrando una gran determinación para llevar adelante su misión como Cabeza de la Iglesia. En el pasado, él mismo ha reconocido con honestidad sus limitaciones físicas y la necesidad de moderar su agenda, priorizando su bienestar para poder continuar sirviendo de la mejor manera posible. No obstante, y aunque ha demostrado una notable energía para cumplir con sus responsabilidades, es evidente que los signos de desgaste físico han comenzado a manifestarse.

Lo que está claro es que la salud del Santo Padre no le ha impedido mantener un liderazgo activo, especialmente en un momento crucial como el inicio del Jubileo y su papel en asuntos internacionales como la paz mundial, el diálogo interreligioso y la defensa de los más vulnerables. Su resistencia, a pesar de los achaques físicos, es una prueba de que aunque su salud esté comprometida, su voluntad de seguir adelante no flaquea.

comentarios
tracking