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18 de abril de 2024

Edgar Peña Parra

Edgar Peña Parra

Peña Parra admite que ordenó espiar el móvil del director del Banco vaticano

Peña Parra —quien no es imputado en el caso— dijo que ordenó la vigilancia porque quería información sobre la «actitud anómala» de los directores del Instituto de Obras Religiosas (IOR)

El arzobispo Edgar Pena Parra, el sustituto o subsecretario de Estado, ha admitido que autorizó la vigilancia electrónica del director del banco del Vaticano, sin autorización legal, según información de The Pillar.
«Lo hice, y si fuera necesario lo volvería a hacer», admitió el arzobispo, al revelar su testimonio en el histórico caso de mala praxis financiera en la Santa Sede.
Peña Parra —quien no es imputado en el caso— dijo que ordenó la vigilancia porque quería información sobre la «actitud anómala» de los directores del Instituto de Obras Religiosas (IOR), quienes habían rechazado una solicitud de la Secretaría de Estado. State para un préstamo para respaldar un controvertido acuerdo inmobiliario en Londres.
El arzobispo Peña Parra también admitió que «tal vez» le pidió a un subordinado que arreglara una intervención telefónica en el teléfono de Gianfranco Mammi, quien era entonces director del IOR.

Espionaje

Debido a que la vigilancia fue dentro del Vaticano y en territorio italiano, el arzobispo podría estar expuesto a enjuiciamiento en ambas jurisdicciones por vigilancia ilegal.
Al igual que su predecesor, el cardenal Angelo Becciu, quien es el principal acusado en el juicio actual, el arzobispo Peña Parra ha ejercido una enorme influencia. El cargo de sustituto lo convierte en el jefe de gabinete del Vaticano, responsable de la administración diaria de los asuntos del Vaticano. Su decisión de ordenar la vigilancia sin buscar ninguna aprobación legal, junto con su testimonio de que lo volvería a hacer, destaca el problema fundamental en cuestión en el juicio financiero del Vaticano: la voluntad de los altos funcionarios del Vaticano, particularmente en la Secretaría de Estado, de hacer decisiones que no están autorizados a tomar, por las cuales (normalmente) no son responsables.
El testimonio del arzobispo respalda la acusación de Libero Milone, el ex auditor del Vaticano, quien dijo que sus oficinas fueron intervenidas después de que comenzó a investigar las malas conductas de funcionarios de la Secretaría de Estado. Paradójicamente, Milone se vio obligado a renunciar después de que el entonces arzobispo Becciu lo acusara (a Milone) de espionaje ilegal.
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