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28 de abril de 2024

Mario Grech junto al Santo Padre cuando le nombró secretario general del Sínodo de los Obispos

Mario Grech junto al Santo Padre cuando le nombró secretario general del Sínodo de los ObisposVatican Media

Sínodo de la sinodalidad

Los retos de la Iglesia ante el Sínodo, humildad y escucha

La primera fase del Sínodo de los Obispos (2021-2024) se cerró oficialmente con la presentación del Instrumentum laboris. Se trata del documento elaborado con el material recogido durante la «fase de escucha», y en particular con los Documentos Finales de las Asambleas Continentales.
El Instrumentum laboris pretende ser una «ayuda práctica» para el desarrollo de la Asamblea sinodal de octubre de 2023 (segunda fase del Sínodo) y para su preparación. No es, por tanto, «un documento del Magisterio de la Iglesia, ni el informe de una encuesta sociológica», como afirma el propio documento.
En su prefacio, el texto señala que en muchas zonas del mundo la Iglesia está marcada por «heridas abiertas», en particular «abusos: sexuales, de poder y de conciencia, económicos e institucionales»; y está en primera línea contra las «demasiadas guerras» en curso, el cambio climático, la persecución religiosa y las desigualdades.
En la primera parte, sin embargo, el Instrumentum Laboris sugiere algunas características de una Iglesia verdaderamente sinodal, que «se funda en el reconocimiento de la dignidad común que deriva del Bautismo». Y las expone como materia de reflexión para la asamblea de octubre: una Iglesia «de la escucha», una Iglesia que «desea ser humilde», que «sabe que debe pedir perdón y que tiene mucho que aprender». Una Iglesia sinodal «es una Iglesia del encuentro y del diálogo que no teme la variedad que lleva consigo, sino que la valora sin forzarla a la uniformidad». Una Iglesia sinodal «promueve el paso del 'yo' al 'nosotros'», y «es abierta, acogedora y abraza a todos».

Segunda parte

En la segunda parte, titulada «Comunión, misión, participación», el documento de trabajo plantea, en forma de pregunta, los temas «más candentes» surgidos durante las asambleas continentales.
Entre los retos a los que se enfrentarán los obispos en octubre figuran los relativos a la atención pastoral a los homosexuales, la cuestión de los abusos, la admisión de hombres casados al sacerdocio y la admisión de mujeres al diaconado.
He aquí las preguntas más relevantes a las que deberán responder los obispos.
  • ¿Cómo podemos crear espacios en los que aquellos que se sienten heridos por la Iglesia y no bienvenidos por la comunidad puedan sentirse reconocidos, acogidos, no juzgados y libres para hacer preguntas? A la luz de la Exhortación Apostólica Postsinodal Amoris laetitia, ¿qué pasos concretos son necesarios para llegar a las personas que se sienten excluidas de la Iglesia a causa de su afectividad y sexualidad (por ejemplo, divorciados vueltos a casar, personas en matrimonios polígamos, personas LGBTQ+, etc.)?
  • ¿Cómo puede una concepción del ministerio ordenado y una formación de los candidatos más enraizada en la visión de la Iglesia sinodal misionera contribuir a los esfuerzos para prevenir la repetición de abusos sexuales y de otro tipo?
  • ¿Hasta qué punto es posible distinguir entre los miembros de una institución y la propia institución? ¿Las responsabilidades en el tratamiento de los casos de abuso son individuales o sistémicas? ¿Cómo puede contribuir la perspectiva sinodal a crear una cultura de prevención de todo tipo de abusos?
  • ¿Es posible, como proponen algunos continentes, abrir una reflexión sobre la posibilidad de revisar, al menos en algunos ámbitos, la disciplina sobre el acceso al presbiterado de los hombres casados?
  • La mayoría de las Asambleas continentales y las síntesis de numerosas Conferencias Episcopales piden que se reconsidere la cuestión del acceso de las mujeres al Diaconado. ¿Es posible preverlo y de qué manera?
Al presentar el Instrumentum laboris en la Sala de Prensa del Vaticano, el cardenal Mario Grech, Secretario General de la Secretaría General del Sínodo, explicó el sentido del documento y los desafíos lanzados a través de la primera y la segunda parte. Se trata de un instrumento de reflexión, no de un modo de condicionar la discusión en la asamblea de octubre. Grech explicó que «no da respuestas, sino que se limita a plantear preguntas». Los obispos, «llamados a perfeccionar el discernimiento iniciado en el proceso del sínodo mundial», intentarán dar las respuestas.
El cardenal quiere reiterar que «no tendremos que encontrar todas las respuestas en octubre», pero «una Iglesia verdaderamente sinodal podrá responder a muchas de las preguntas del hombre de hoy». Por ello, Grech se muestra confiado: el Instrumentum Laboris es «una semilla que puede producir muchos frutos».
El cardenal jesuita Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y relator general de la próxima asamblea general del Sínodo de los Obispos, señala el método utilizado en la preparación del Instrumentum, a saber, «el método de la conversación en el Espíritu», que «ha sido fundamental: ¡la conversación en el Espíritu mismo será nuestro principal instrumento de discernimiento!»
Ante uno de los temas que más atención ha recibido, el de los abusos, Hollerich lanza un mensaje muy claro de cara a la Asamblea de octubre: «Si la Iglesia es sinodal creo que los abusos se notarán mucho más rápido, será difícil ocultar algo. A veces en la Iglesia más clerical, digamos, la gente no se atreve a enfrentarse a la jerarquía, pero no enfrentarse a la jerarquía significa encubrir el pecado y hacer daño a las víctimas. Las víctimas deben ser siempre la primera preocupación de la Iglesia. En una Iglesia sinodal siempre habrá abusos, desgraciadamente lo creo, pero el número será mucho menor porque en una Iglesia sinodal hay cierta transparencia, se ve lo que se hace».
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