La tradición señala que la Scala Santa fue llevada por la madre de Constantino hasta Roma
Los veintiocho escalones que devuelven al peregrino al año cero en Jerusalén
Según la tradición devota, Cristo se presentó ante Pilato subiendo una empinada escalera de veintiocho peldaños, que consagraría con gotas de su sangre
En Roma hay una escalera de veintiocho peldaños que tiene un valor simbólico único: se dice que la recorrió el propio Jesucristo antes de ser condenado a muerte. Se encuentra cerca de la basílica papal de San Giovanni in Laterano y se la denomina la Escalera Santa más importante de todas las veintidós que se han recorrido en Europa y Asia.
El interrogatorio
Esos veintiocho escalones nos devuelven al año cero, a Jerusalén, el Viernes Santo. Jesús comparece ante Pilato, conducido a la fuerza por los sumos sacerdotes judíos y la multitud para que el procurador romano lo condene a muerte. Pilato convoca a Jesús al pretorio, una especie de tribunal al aire libre, y así comienza el famoso «interrogatorio». Según la tradición devota, Cristo se presentó ante Pilato subiendo una empinada escalera de veintiocho peldaños, que consagraría con gotas de su sangre. Antes de presentarse ante el procurador, Jesús había sido azotado repetidamente por soldados romanos que le habían causado heridas por todo el cuerpo. Más tarde sabemos cómo se desarrollaron los acontecimientos. Jesús, tras sufrir la condena del pueblo, volvió sobre sus pasos hacia abajo y continuó su marcha hacia el Gólgota.
Según una leyenda cristiana, esa misma escalera fue transportada en barco por la emperatriz Helena, madre de Constantino, a Roma en el año 326, junto con dos columnas y tres puertas del mismo pretorio.
La scala santa
Y entonces el emperador regalaría al Papa Silvestre I lo que se conocería y veneraría, hasta hoy, como la Scala Santa o Scalae Pilati, su nombre en latín.
En la antigüedad, la reliquia no se encontraba en el mismo lugar donde hoy la admiran millones de fieles y curiosos. Es cierto que se encontraba en el cercano Patriarchium, o complejo del Palacio de Letrán, antigua sede de los Papas, y que Sixto V la hizo colocar delante de la capilla papal, el Sancta Sanctorum, en 1589, donde ha permanecido desde entonces, formando el único edificio que vemos hoy.
Llevada en procesión
Las crónicas de la época revelan que la escalera se trasladó en una sola noche, y que los peldaños fueron llevados por obreros uno a uno, en procesión, a la luz de velas y antorchas, cantando salmos y rezando. A continuación, los peldaños sagrados se colocaron desde arriba, para que no fueran pisoteados por los pies de los obreros.
Scala Santa
En 1723, por voluntad de Inocencio XIII, los escalones se cubrieron con tablas de nogal, para evitar el desgaste, pero se hicieron hendiduras en ellos, donde la piedad de los fieles afirmaba ver huellas milagrosas de la sangre de Cristo en los escalones segundo, undécimo y vigésimo octavo.
Un punto de inflexión importante para el culto de la Escalera Santa se produjo cuando el conjunto monumental, el 24 de febrero de 1853 fue confiado por Pío IX in perpetuum a los Padres Pasionistas, para que fomentaran su devoción.
El pontífice, asociándose a muchos santos y personajes ilustres que le habían precedido, subió varias veces de rodillas la Escalera Santa, hasta su última visita el 19 de septiembre de 1870, víspera de la toma de Roma y de su reclusión voluntaria en el Vaticano. Aquella vez el Pontífice la subió con mucho recogimiento, apoyado por el Beato Bernardo Silvestrelli, General de los Pasionistas.
Todavía hoy, los fieles católicos recorren devotamente de rodillas los peldaños de la Escalera Santa -especialmente el Viernes Santo- pidiendo perdón por sus pecados y para obtener la indulgencia plenaria de sus culpas.
A este respecto, existe también una leyenda muy peculiar. En efecto, algunas crónicas del siglo XVII cuentan que un no creyente quiso subir esta escalera de pie.
Sin embargo, en cuanto llegó al undécimo peldaño (aquel en el que, según la tradición, cayó Jesús), una fuerza misteriosa le dobló de repente las piernas, provocando su caída. Por esta razón, pero también para mostrar su devoción al culto, muchos creyentes prefieren subirla de rodillas.
Una vez en lo alto de los veintiocho peldaños de la Escalera Santa, los fieles se encuentran junto al Sancta Sanctorum, la capilla papal que alberga un icono de Jesús crucificado acheropita, es decir, no pintado por mano humana. De hecho, la tradición cuenta que el icono fue pintado por el evangelista Lucas ayudado por un ángel.
Es el momento de adoración y acción de gracias a Cristo después de ponerse de rodillas, un momento de penitencia y sufrimiento del cuerpo y del corazón.