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El Papa Francisco durante el encuentro con humoristas y cómicos de todo el mundo

El Papa Francisco durante el encuentro con humoristas y cómicos de todo el mundoAFP

El Papa afirma a los humoristas que «se puede reír de Dios» sin ofender los sentimientos religiosos

Francisco alaba la labor de los cómicos como «el mejor antídoto contra el egoísmo y el individualismo»

Ante los 105 humoristas que se han dado cita el 14 de junio en el Palacio Apostólico, el Papa Francisco ha alabado la «sabiduría» de los cómicos, que «tienen y cultivan el don de hacer reír» en medio del pesimismo y las «urgencias sociales y personales».

El Santo Padre ha afirmado que «se puede reír de Dios igual que jugamos y bromeamos con las personas que queremos», sin ofender los sentimientos religiosos de los creyentes, en especial de los pobres.

El sentido del humor en la Biblia

El sentido del humor también tiene su lugar en la Sagrada Escritura, como el Pontífice ha expuesto. En el libro de los Proverbios, «mientras todo se creaba, la Sabiduría divina practicaba este arte en beneficio del propio Dios, primer espectador de la historia». Otro de los pasajes a los que hacía referencia es del libro del Génesis, cuando Dios promete a Abraham que tendrá un hijo en el próximo año, cuando él y su esposa Sara eran ancianos. «Sara lo escuchó y se rio por dentro; lo mismo Abraham, con cierta amargura. Pero efectivamente Sara concibió y llamaron a su hijo Isaac, que significa ‘el que ríe’», exponía.

«Nos recuerdan que el Homo sapiens es también Homo ludens; que la diversión lúdica y la risa son fundamentales en la vida humana, para expresarnos, para aprender, para dar sentido a las situaciones», decía el Papa.

La risa se convierte en un factor social, ya que es más fácil «reír juntos que solos». De esta forma, «la alegría permite compartir y es el mejor antídoto contra el egoísmo y el individualismo. Ayuda a romper las barreras sociales, a crear vínculos entre las personas. Permite expresar emociones y pensamientos, ayudando a construir una cultura compartida y a crear espacios de libertad», exponía el Santo Padre.

Francisco ha alabado el «don precioso» que es el talento de estos profesionales, que ayudan a «superar dificultades y a sobrellevar el estrés cotidiano». Ha encargado a los cómicos aprender la oración de santo Tomás Moro que él mismo hace cada día, «desde hace más de 40 años»: «Dame, Señor, sentido del humor».

«Hacen sonreír a Dios»

Igualmente, ha puesto en valor «otro milagro» que consiguen los humoristas: provocar sonrisas ante los hechos de la historia, «denunciar excesos de poder, situaciones olvidadas, abusos o comportamientos inadecuados». Todo ello, sin «sembrar el terror, el miedo», sino despertando «el sentido crítico» por medio de las carcajadas y un punto de vista original.

Avisando previamente de que no se trataba de una herejía, Francisco ha continuado comentando que «cuando consiguen hacer brotar sonrisas inteligentes de un espectador, hacen sonreír también a Dios». Ha reclamado la necesidad de aprender de los cómicos en «reunir realidades diferentes, incluso opuestas», con un lenguaje que «no clava a las personas en sus defectos» y que se muestra «inclusivo, proactivo y suscita apertura, empatía y simpatía».

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