
Celebración de un matrimonio
Dos empleados del Banco Vaticano se juegan el despido por amor
La nueva normativa de los trabajadores de San Pedro prohíbe expresamente la contratación de dos cónyuges
Dos empleados del Instituto para las Obras de Religión (IOR), también conocido por ser el Banco del Vaticano, quieren casarse. Sin embargo, quizá eso no sea posible sin que uno de ellos pierda su puesto en la Santa Sede. Es parte del nuevo reglamento para los trabajadores de la Fábrica de San Pedro, aquellos que administran la basílica: «Está prohibida la contratación de cónyuges, consanguíneos hasta el cuarto grado y afines en primer y segundo grado, según el cómputo canónico, de personas y administradores dentro del Instituto».
Entre otros aspectos a los que se hace referencia en las normas, destaca también la obligación de que los trabajadores tengan un certificado de bautismo, confirmación y, en el caso de que estén casados, de matrimonio canónico. Sin embargo, en este caso, la pareja no puede pertenecer al mismo departamento de trabajo dentro de la Santa Sede ni tampoco están permitidas las uniones entre empleados con los trabajadores de «otras administraciones del Estado de la Ciudad del Vaticano», lo que constituye «causa de pérdida de los requisitos de contratación».
La situación se solucionaría si uno de ellos renunciara a su puesto de trabajo: «La presente causa de pérdida de los requisitos de contratación se entiende superada para uno de los dos cónyuges siempre que el otro cónyuge cese su relación laboral con el instituto y con las otras administraciones del Vaticano en el plazo de 30 días desde la celebración del matrimonio». En caso de que no se cumpla, «el instituto tiene el derecho de rescindir inmediatamente la relación laboral existente con los empleados».
El tribunal para los trabajadores del Vaticano, según explica Il Messaggero, está llevando el caso. Circula la opinión de que los dos prometidos deberían casarse primero para impugnar su despido automático.