
El Papa León XIV llega a una audiencia en el Aula Pablo VI
León XIV recibe a las Iglesias orientales y les asegura que hará «todo lo posible» para extender la paz
El Oriente cristiano, ha recordado el Pontífice, ofrece algo que hoy la Iglesia necesita urgentemente: «recuperar el sentido del misterio y de la primacía de Dios»
En menos de una semana de pontificado, León XIV ha puesto el foco en una de las tradiciones más antiguas —y hoy más amenazadas— de la Iglesia universal: las Iglesias católicas orientales, que durante estos días celebran su Jubileo y que hoy han tenido una audiencia con el Papa. Y lo ha hecho recuperando las palabras visionarias de León XIII, quien ya en 1894 subrayaba que «la conservación de los ritos orientales es más importante de lo que se cree». Más de un siglo después, el nuevo Papa retoma esa afirmación para subrayar una convicción: proteger, respetar y sostener al Oriente cristiano es una urgencia pastoral y espiritual.
León XIII dejó establecido un criterio de respeto absoluto: «cualquier misionero latino, ya sea del clero secular o regular, que con consejos o ayudas atraiga algún oriental al rito latino» debía ser «destituido y excluido de su oficio». Hoy, León XIV vuelve a citar ese principio para enfatizar los desafíos actuales de la diáspora: muchos fieles orientales que han llegado a Occidente «corren el riesgo de perder, además de su patria, también su identidad religiosa».

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No basta con admirar la diversidad litúrgica. León XIV ha sido claro: hay que protegerla activamente. Por eso pidió al dicasterio para las Iglesias Orientales que le ayude a definir «principios, normas y orientaciones» que permitan a los obispos latinos acompañar realmente a las comunidades orientales y conservar vivas sus tradiciones. Porque —dijo el Papa— esas comunidades «enriquecen con su especificidad el contexto en el que viven».
No es solo una defensa cultural o litúrgica. El Oriente cristiano, ha recordado el Pontífice, ofrece algo que hoy la Iglesia necesita urgentemente: «recuperar el sentido del misterio y de la primacía de Dios». Sus liturgias —ricas en símbolos, cantos y gestos— «cantan la belleza de la salvación y despiertan el estupor ante la grandeza divina que abraza la pequeñez humana». Una liturgia que ha comparado con una medicina «antigua y siempre nueva».
El «silencio y la oración» de los cristianos perseguidos
Ante el dramático escenario de violencia que atraviesa regiones como Tierra Santa, Ucrania, el Líbano, Siria o el Cáucaso, el Papa León XIV aprovechó la audiencia con las Iglesias orientales para retomar las palabras del Evangelio —«Paz a vosotros»—, subrayando que la paz cristiana no es una mera ausencia de conflicto, sino un don que invita a recomenzar desde la reconciliación y el perdón. En un tiempo marcado por la guerra, su discurso se dirigió especialmente a quienes más han sufrido sus consecuencias, reconociendo en ellos una voz legítima para hablar de esperanza: «¿Quién más que vosotros puede cantar palabras de esperanza en el abismo de la violencia?», apuntó.
«Haré todos los esfuerzos posibles para que la paz se extienda», aseguró el Papa. Además, subrayó la disposición de la Santa Sede a propiciar que «los enemigos se encuentren y se miren a los ojos». Su objetivo, dijo, es restaurar la esperanza y devolver a los pueblos «la dignidad que merecen: la dignidad de la paz». Frente a la lógica del enfrentamiento, León XIV insistió en que el camino debe ser el del encuentro, la negociación y la búsqueda de soluciones duraderas.
«No nos resignemos a la lógica del conflicto», pidió el Papa, rechazando las narrativas que dividen el mundo entre «buenos y malos». La guerra, insistió, «nunca es inevitable»; y las armas, «pueden y deben callar». Mientras tanto, reconoció a quienes, en el silencio y la oración, «cosen hilos de paz», y a los cristianos que «más fuertes que la tentación de abandonar», siguen resistiendo en sus tierras marcadas por el sufrimiento. «Hay que darles la posibilidad real —no sólo de palabra— de permanecer», aseveró.