
De izqda. a dcha., los investigadores Juan Carlos Nuño, Antonio Brú y Ángel González Prieto
Violencia de género
Los matemáticos cuyo algoritmo predice si un maltratador va a reincidir
Un grupo de investigadores de Madrid desarrolla, por encargo de Interior y con una eficacia casi total, un sistema de IA para prevenir posibles agresiones a mujeres maltratadas
España, finales de 2004. La violencia de género, una lacra que cada año devasta y en ocasiones cercena la vida de cientos de mujeres a lo largo y ancho del país, centra la naturaleza de la primera Ley Orgánica aprobada por el Congreso ese año, que sale publicada en el BOE el día 28 de diciembre. A lo largo de 72 artículos, el texto establece, entre otras cosas, la elaboración de «planes de colaboración que garanticen la ordenación de las actuaciones de los poderes públicos en la prevención, asistencia y persecución de los actos de violencia de género». Es el germen del Sistema VioGén (nombre abreviado del Sistema de Seguimiento Integral en los casos de Violencia de Género), que se implementará dos años y medio más tarde, en julio de 2007, y que buscará «establecer una tupida red que permita el seguimiento y protección de forma rápida, integral y efectiva de las mujeres maltratadas, y de sus hijos e hijas, en cualquier parte del territorio nacional», según figura en la web del Ministerio del Interior.
Su incorporación al sistema informático de casi todas las comisarías del país ha dado, desde entonces, grandes resultados. Al interponer una denuncia, el agente que realiza el atestado completa un formulario en el que detalla cuestiones como el grado de dependencia económica de la pareja, la existencia o no de hijos en común, los registros previos de maltrato por parte del agresor o incluso una posible tenencia de armas a su cargo. En base a esos factores, el Sistema determina las probabilidades de reincidencia del maltratador y clasifica a la víctima dentro de un nivel de riesgo que puede ir de extremo (lo que supone la adopción de medidas sumamente protectoras) a bajo o no apreciable.
A lo largo de estos 14 años de historia, el algoritmo de VioGén ha cosechado un admirable índice de acierto a la hora de prevenir posibles reincidencias. Pero aún no es infalible: ciertos casos cuentan con determinadas «sutilezas» que la tecnología vigente no detecta y que, por tanto, no logran alertar al Sistema de nuevas agresiones que eventualmente acaban produciéndose.
Con el objetivo de perfeccionar el algoritmo actual y alcanzar una tasa de efectividad lo más cercana posible al 100 %, el Ministerio del Interior llamó en 2019 a la puerta de tres investigadores de universidades madrileñas para encomendarles dicha tarea. Sus nombres: Ángel González Prieto, profesor del Departamento de Álgebra, Geometría y Topología de la Facultad de Ciencias Matemáticas de la Universidad Complutense de Madrid; Antonio Brú, docente de Análisis Matemático y Matemática Aplicada de la misma facultad; y Juan Carlos Nuño, profesor del Departamento de Matemática Aplicada de la Escuela de Ingeniería de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid. Su fórmula: un nuevo algoritmo basado en métodos de Inteligencia Artificial que sustituya al actual, sostenido sobre técnicas psicométricas.
El Sistema VioGén ha cosechado desde 2007 un admirable índice de acierto a la hora de prevenir posibles reincidencias. Pero aún no es infalible
«Nuestra propuesta consiste esencialmente en reemplazar esa tecnología, que al ser de 2007 está ya algo desfasada, por otra que en lugar de mirar un caso por otro muy parecido, como hace el VioGén actual, revise todos los registros existentes y detecte esas sutilezas que ahora mismo no se ponderan para hacer así una predicción más acertada de lo que pueda ocurrir», explica al otro lado del teléfono González Prieto, de 30 años y recientemente galardonado con el Premio de Investigación Matemática Vicent Caselles que otorgan todos los años la Fundación BBVA y la Real Sociedad Matemática Española.
El matemático, que se ha erigido en portavoz mediático del proyecto, expone que «la clave de la IA (o machine learning/aprendizaje automático, para ser más específicos) es que no está sesgado por un conocimiento psicológico o criminalístico previo, como ocurre ahora, sino que se centra en todos los datos recopilados y crea una nueva tecnología en base a ellos». Y añade: «En gran parte se parece a lo que hay en este momento, pero con la diferencia de que la IA puede encontrar otros fenómenos que igual no puedes explicar con el marco conceptual actual. Me explico: las probabilidades de reincidencia se incrementan con indicadores obvios, como los antecedentes de maltrato, los vínculos familiares, la posesión de armas… pero se ha demostrado que no siempre es así, y es ahí donde entra en juego nuestro método».
El equipo cimentó las bases teóricas del proyecto en 2019 y puso en práctica su aplicación un año más tarde, concretamente durante el confinamiento. «Lo que hacíamos era darle al algoritmo los casos registrados, por ejemplo, hasta 2015, para que predijera lo que iba a suceder en 2016. Y prácticamente acertaba al 100 %», cuenta.

El investigador Ángel González Prieto posa en la Facultad de Matemáticas de la UCM
Tras redactar el artículo científico sobre el trabajo que servirá, si todo va bien, de antesala a la implementación (o actualización) del algoritmo de IA en VioGén, los investigadores se encuentran ahora a la espera de lo que en términos científicos se conoce como 'revisión por pares': otros colegas anónimos leerán y revisarán el texto y emitirán una crítica constructiva de sus virtudes y defectos (si hay aspectos en los que deban profundizar más o si ciertas conclusiones no quedan del todo claras, por ejemplo).
Dificultades y posibles retrasos
Superado este trámite, y si el Ministerio del Interior da su visto bueno al resultado definitivo, quedará todavía la parte más complicada: introducir la fórmula en la vastísima red VioGén para que su funcionalidad siga siendo eficiente y accesible en todo momento, como hasta ahora. Es, según González Prieto, un «problema de ingeniería grave que puede suponer que esta implementación se prolongue durante varios años». Su estimación (o más bien deseo, matiza) es que entre en funcionamiento en un plazo de tres o cuatro años, siempre que no haya contratiempos. «Pero puede haber retrasos inesperados que lo dilaten», advierte.
El matemático, que dirige o participa, además de esta, en otras líneas de investigación de machine learning, asegura que ésta ocupa un lugar destacado en su corta carrera. «Considerábamos que el impacto social que supondría podría ser muy grande, por lo que no podíamos hacer una mejor obra que utilizar nuestros conocimientos para mejorar la vida de las mujeres que han sido agredidas».
¿Un nombre para el algoritmo? «No lo habíamos pensado siquiera, pero es una buena idea a efectos de que pueda ser mejor recordado. En cualquier caso, mejor esperar primero a que sea validado para pensar en uno», concluye.