
Tres cuartas partes de las falsificaciones peligrosas provienen de China
China, el vergel de las falsificaciones peligrosas
Las autoridades aduaneras han advertido de un importante aumento de las incautaciones de material médico, así como de perfumes, ropa, juguetes o piezas de repuesto para los automóviles
La pandemia del coronavirus ha provocado un auge en el comercio online que los falsificadores están aprovechando para introducir cada vez más mercancías peligrosas. Las autoridades aduaneras han advertido de un importante aumento de las incautaciones de material médico, así como de perfumes, ropa, juguetes o piezas de repuesto para los automóviles.
Las falsificaciones no solo suponen un importante daño económico y pérdida de empleo, sino que presentan graves riesgos para los consumidores, ya sea para su salud o seguridad. Un informe conjunto entre la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) y la OCDE, ha analizado los datos de las incautaciones para examinar cómo estas falsificaciones peligrosas pueden acabar en manos de los consumidores.
«El análisis cuantitativo del comercio ilícito de productos falsificados y pirateados indica que la gama de productos que son objeto de falsificación es muy amplia y sigue incrementando», explica el estudio. Y es que la falsificación afecta no solo a los bienes suntuarios, sino a una amplia gama de productos de consumo común, provocando pérdidas económicas, paro y reduciendo los incentivos a la innovación.
Además, la baja calidad de los materiales empleados supone un riesgo para los consumidores, ya sea para su salud (productos farmacéuticos, cosméticos o juguetes), para su seguridad (repuestos del coche o baterías) y para el medioambiente (productos químicos o plaguicidas).En el caso de los juguetes falsificados, las piezas pequeñas, los componentes magnéticos y, en especial, las pilas, pueden ser ingeridas por los niños y causarles serios daños intestinales. Entre los riesgos más frecuentes de las falsificaciones peligrosas cabe citar desde lesiones físicas o por exposición a agentes biológicos o químicos hasta atragantamiento, asfixia, quemaduras, descargas eléctricas, incendios o lesiones auditivas.
Además, muchos de estos productos peligrosos comportan varios riesgos al mismo tiempo. Por ejemplo, un plaguicida falsificado puede ser nocivo para el medio ambiente y para la salud de las personas, mientras que una batería de coche falsificada puede ocasionar perjuicios graves para la salud, la seguridad y el medio ambiente.
La pandemia ha provocado un aumento de las falsificaciones de productos sanitarios
La llegada de la pandemia también ha provocado un aumento de las falsificaciones de productos de protección individual, kits de prueba e incluso medicamentos.
Como señala Christian Archambeau, director ejecutivo de la EUIPO, «el comercio ilícito de productos falsificados y pirateados plantea un desafío de primer nivel para la economía mundial. Alimenta la delincuencia organizada, socava la buena gobernanza pública y amenaza nuestro plan de recuperación NextGenerationEU tras la pandemia».
Todos los bienes que se producen tienen que cumplir una normativa para su introducción en el mercado. En el caso de Europa, se encarga la UE a través de sus directivas, mientras que en Estados Unidos es la FDA. Cuando un producto no cumple la normativa o se trata de una falsificación, las autoridades aduaneras notifican los casos a estas instituciones.
Así, la EUIPO y la OCDE han registrado que las falsificaciones peligrosas más frecuentes son productos de perfumería, cosméticos, ropa, juguetes, piezas de repuesto para automóviles y productos farmacéuticos.
Tres cuartas partes de las falsificaciones peligrosas proceden de China
La mayoría de las falsificaciones peligrosas procedían de China (55 % de las incautaciones) y de Hong Kong (19), lo que suponen las tres cuartas partes del comercio mundial de copias ilegales. Un 9 % venía de Turquía.
Alemania es, con diferencia, el principal destino en la UE de estos productos falsificados con el 47 % de los productos, seguida de Bélgica, Dinamarca, Italia, España y Austria.
Además, los paquetes postales –debido a la creciente popularidad del comercio electrónico– son el método de envío preferido por los falsificadores gracias a su pequeño tamaño y las dificultades de detección que suponen para las autoridades aduaneras. Este método de distribución supone el 60 % de las incautaciones.