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25 de abril de 2024

Adictos a los opioides en las calles del barrio de Kensington, en Filadelfia

Adictos a los opioides en las calles del barrio de Kensington, en FiladelfiaKimGary

El hombre que graba todos los días a los 'yonkis' de Kensington, un gueto de adictos en Filadelfia

La epidemia de opioides que asola Estados Unidos se ha cebado con el barrio de Kensington, en Filadelfia. KimGary graba, desde hace un año, sus calles ocupadas por miles de adictos al fentanilo

KimGary, así se hace llamar en su cuenta de Youtube, sale prácticamente a diario a grabar las calles de Filadelfia. Concretamente, las del barrio de Kensington. Puede parecer una acción tediosa y repetitiva. Pero lo que captan sus cámaras son unas sobrecogedoras imágenes que muestran el efecto devastador de la crisis de opiáceos en ese barrio: miles de drogadictos ocupan las aceras, algunos recién colocados con la droga recién comprada, otros simplemente esperan a que llegue su dosis.
El barrio de Kensington es la definición más gráfica de la epidemia de opioides que asola el país entero. El fentanilo, una droga 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más que la morfina, es el pan de cada día de los protagonistas del reportaje vivo de KimGary. Desde la seguridad que le brinda su coche y con la cámara siempre grabando el exterior, por sus vídeos desfilan toda suerte de cuerpos destruidos y mentes totalmente perturbadas. Todas ellas con un denominador común: la adicción más extrema a una de las drogas más destructivas de la actualidad.
Pero el fentanilo solo es el último capítulo de una crisis que comenzó años atrás, entre otros factores, por la llegada del Oxycontin al mercado al final de la década de los 90. Purdue Pharma, una farmacéutica propiedad de la familia Sackler, se declaró culpable en 2020 de impulsar la epidemia de opioides en EE.UU. después de etiquetar el medicamento estrella, el Oxycontin con una altísima concentración de opio, como inofensivo y no adictivo, provocando miles de adictos. De aquellos lodos, estos fangos. En 2020, los muertos por sobredosis en Estados Unidos –93.000 personas– rozaron la sexta parte de los muertos por Covid en el país durante el mismo año.
Desde que el fentanilo saltara a las calles, la situación se ha agravado exponencialmente. Ahora, tras la irrupción de este fuerte narcótico, la sobredosis apenas cotiza a 2 dólares. Los expertos explican: «Se puede sufrir una sobredosis con la mitad de un sobre de cinco dólares, es decir por cerca de dos dólares». Unos pocos miligramos de esta droga pueden ser fatales. Pero, no siempre mata inmediatamente. En gran parte de los casos, la droga consume a su consumidor hasta que solo queda un vago recuerdo de lo que fue esa persona. La naxolona, un medicamento que revierte los efectos de los opiáceos, se ha convertido en el aliado más fiel de los equipos médicos que luchan contra la masacre del fentanilo. Incluso, entre los comercios, se ha aumentado su uso en sitios como Kensington, donde en cada esquina puede haber una persona al filo de la muerte tras una dosis.
Esta realidad es la que KimGary retrata en sus grabaciones. Sin comentarios, tan solo con el sonido ambiente (aunque en algunos de sus primeros vídeos incluía música) y con una escueta edición de transiciones entre escena y escena. Pero sus 12 meses de grabaciones demuestran una máxima: vale más una imagen que mil palabras. Después de ver tan solo uno de sus vídeos, el concepto «epidemia de opioides» se vuelve más gráfico y más fácil de comprender.
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