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09 de mayo de 2024

Un 8% de los adolescentes en España afirma haber realizado un reto viral peligroso

Solo el 5 % de estudiantes han comunicado que sufren acoso escolarGTRES

 Así afecta el 'bullying' al rendimiento académico

En 2021, el 15,4 % de los estudiantes denunció casos de acoso escolar entre sus compañeros de clase

El acoso escolar o bullying está a la orden del día. A pesar de que sea un fenómeno que pasa desapercibido, cada vez es más común en las aulas de los colegios. Según la UNESCO, uno de cada cuatro estudiantes es víctima de agresiones y un 12 % recibe acoso a través de las redes sociales.
En España, en el año 2021, según la Fundación ANAR, el 15,4 % de los estudiantes denunció casos de bullying entre sus compañeros de clase. Además, un 24 % asegura haber sido testigo de acoso a través de internet. Según varios expertos, estas circunstancias se traducen la mayoría de las veces en fracaso escolar.
El fracaso escolar «no es lo mismo» que los suspensos, asegura el psicólogo Sergio García. El primero tiene que ver con los «suspensos masivos durante meses», mientras que el segundo se podría traducir en dejadez hacia una materia o no entender los contenidos. Cuando existe un fracaso escolar, habitualmente los niños tienen una «capacidad atencional máxima» y una capacidad de concentración «muy alta».
El acoso es un fenómeno, pero «no en el sentido que le da hombre». El bullying es la violencia de una o varias personas hacia otra «sin que medie la provocación», explica el doctor Fernando Miralles. Esta violencia tiene que estar en tiempo prolongado, es decir, «organizado sistemática y estratégicamente».
Uno de los efectos del acoso en las aulas es el abandono escolar. Esta acción no es nada más que «el síntoma o el pico del iceberg», asegura García. Para detectar qué pasa, lo primero que hay que hacer es comenzar una psicoterapia. Los niños desean contar qué ocurre, «pero no saben cómo hacerlo».
La estadística muestra que del 5 % de los alumnos sufre acoso, pero «solo uno de cada tres alumnos de la ESO» ha sido capaz de decirlo, tal y como denuncia el doctor Miralles. Como consecuencia, aparece el fracaso escolar, déficit de autoestima, cuadros depresivos, autoconcepto negativo y, muchas veces, intento de suicidio, enumera el psicólogo.

Los cuatro componentes del 'bullying'

En muchas ocasiones, la víctima se siente culpable de la situación. Cuando ocurre una agresión, no solo está el agresor y la víctima, sino que «hay cuatro componentes»: agresor, víctima, los compañeros que observan y los adultos.
Dentro de lo del bullying existen varios tipos: las intimidaciones verbales, las psicológicas, el aislamiento social de la víctima, el acoso sexual y el acoso anónimo. Una de las acciones más importantes en la que insisten ambos especialistas es en «la petición de ayuda». Muchas veces, la persona que está sufriendo el acoso no es capaz de hablar, por eso deben ser los compañeros que lo observan los que procedan.
A pesar de ser un tema tabú en los colegios, cada vez hay más avances. En algunos centros existen los alumnos mediadores. Son los encargados de intermediar entre el agresor y el agredido en caso de que exista acoso. No obstante, aún falta progreso: «Si la psicología estuviese implementada en los centros educativos, la resolución de conflictos sería mayor», lamenta el doctor García.

El papel de los padres

Los padres son una figura muy importante para los hijos. Si bien es cierto que no es posible proteger a los niños de todo lo que pasa a su alrededor, existen actuaciones para detectar que está sufriendo acoso escolar.
El niño necesita poder desahogarse, lo más fácil es contar con los padres, pero muchas veces resultan inaccesibles. Eso es un fracaso «tanto del sistema educativo como del sistema familiar», explica García. Lo que propone el doctor es, en vez de hacer una investigación o «someterle a un tercer grado», lo más adecuado es estar receptivo, generar un ambiente cómodo para poder hablar de forma tranquila.
El comportamiento normal de los padres «sería comunicarlo al centro» para que se iniciase un estudio de situación real, explica Miralles. Si se lleva a cabo y realmente ven una mala actuación, el agresor será expulsado del centro. En otras ocasiones, acude a Orientación, ya que «los chicos no saben lo que están haciendo» y se meten unos con otros como un juego, pero «no saben lo que puede haber detrás».
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