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23 de abril de 2024

Carta escrita por uno de los participantes del programa.

Carta escrita por uno de los participantes del programa.Jorge Ruiz

¿Es posible la reinserción de menores que han cometido delitos sexuales?

La Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor (ARRMI) de la Comunidad de Madrid cuenta con un programa para este tipo de agresores

«He cometido más de mil errores en mi vida, pero el peor de todos fue el haberte agredido sexualmente. Tenía que haberte respetado cuando me dijiste el primer ‘no’ y no haber insistido más, pero fui tan imbécil de seguir con la tontería, de no saber respetar un ‘no’ cuando me lo dicen, de malinterpretar todo».
«Me dice que estás triste y se me cae el mundo. Sé que para ninguno de los dos es fácil. Y tú siempre [ininteligible], pero esto nos va a venir bien para ser una familia feliz. Te quiero muchísimo.»
Estos son algunos extractos de algunas de las docenas de cartas escritas por menores o jóvenes que han cometido delitos contra la libertad sexual. Las misivas, por supuesto, nunca llegarán a sus destinatarias. Están repletas de anotaciones de los terapeutas, que piden a los participantes del programa ponerse en el lugar de las víctimas o no dar cosas por sentado. Para los profesionales, se trata de un buen ejercicio para comprobar el grado de discernimiento de los jóvenes sobre los delitos cometidos.
Y es que, como cuenta Elena Serrano, jefa de equipos técnicos del programa de reinserción de agresores sexuales en la Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor (ARRMI) de la Comunidad de Madrid, estos jóvenes muestran muchas barreras a la hora de identificar su comportamiento como un delito. «Les cuesta mucho verbalizar la simple palabra de 'agresión sexual', tienden a minimizar los hechos. Pero a medida vamos trabajando van siendo cada vez más conscientes de su gravedad y asumiendo su responsabilidad», comenta.
Elena Serrano, jefa de equipos técnicos del programa.

Elena Serrano, jefa de equipos técnicos del programa.Jorge Ruiz

Al comienzo, los terapeutas van reestructurando las creencias erróneas o mecanismos que estos agresores tienden a emplear para dispersar su responsabilidad y así pueden detectar sus necesidades o las situaciones en las que se han podido ver envueltos. Una vez preparados, participan en terapias de grupo en las que se habla de supuestos generales que puedan ser comunes para luego volver a profundizar a nivel individual.
«Cada caso es un mundo», prosigue Serrano. «Intentamos en estas evaluaciones iniciales detectar el perfil de riesgo o aquellos objetivos específicos a trabajar con cada uno de los casos, pero si encontramos estos factores de riesgo que suelen ser comunes a todos los perfiles».

Víctima conocida o del entorno familiar

Según la Comunidad de Madrid, el perfil medio de este tipo de agresores es el de un varón de 16,5 años, de nacionalidad española, que agrede sexualmente a una mujer, generalmente conocida o del entorno familiar. Por eso el trabajo con las familias es fundamental: «Suele ser un factor protector para los chicos que cometen este tipo de delitos». «También es muy importante que las familias sean conscientes de los hechos. Muchas tienden a culpabilizarse. Deben quitarse el peso de encima y ser un agente activo del proceso», añade la jefa de equipos técnicos del programa.
El objetivo del programa, además de trabajar con los agresores, es preparar el ambiente familiar. «Sacamos al adolescente de su medio natural para poder incidir en los factores de riesgo, pero lo ideal es que tenga contacto paulatino con ese medio al que va a retornar», afirma Serrano. «Es importante el chico lleve aquí su proceso, pero también que la familia tenga ese soporte para cuando se reincorpore al domicilio».
«Familia» es precisamente uno de los términos que más repite Germán, condenado por un delito de agresión sexual a una menor y que está a punto de acabar el programa. Antes de hablar con él, estaba en clase de cerámica preparando un regalo para el día de la madre. Prefiere no entrar en detalles del delito que cometió.
«Estar aquí dentro viene bien, lo malo es cuando estás solo en tu habitación, a veces los pensamientos juegan una mala pasada. Pero con tal de estar con los compañeros y el personal del centro, se pasa el tiempo bastante rápido», señala.
Germán solo tiene buenas palabras para un programa que, según datos de la Comunidad, presenta una tasa de reinserción en este tipo de delitos de casi el 100 %. «Los adolescentes pegan un cambio brutal a nivel de cognición e identificación emocional, salen muy preparados», revela Serrano. «Los propios adolescentes valoran muy positivamente su participación en el programa. Entendemos que es un medio eficaz para lograr esa reinserción», concluye.
Centro Teresa de Calcuta, donde se realiza el programa.

Centro Teresa de Calcuta, donde se realiza el programa.Jorge Ruiz

38 medidas judiciales

En el año 2021, se impusieron 38 medidas judiciales a 35 menores y jóvenes infractores por 36 hechos delictivos diferentes. El 30,6 % se cometió durante el ejercicio 2021 y el resto en ejercicios anteriores.
El 44,7 % de las medidas se impusieron en régimen de internamiento (el resto lo fueron en medio abierto, no privativo de libertad). Predominaron los abusos (55,3 %) frente a las agresiones sexuales (42,1 %).
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