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16 de mayo de 2024

Imagen de personas volviendo al trabajo

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Llega el síndrome postvacacional: así lo puedes detectar

Una mejor gestión de este periodo puede ayudar a prevenir la aparición de cuadros ansiosos-depresivos y a mejorar las relaciones de pareja y familiares

Septiembre ha empezado y muchas personas son las que volverán de nuevo a sus trabajos. La vuelta a la rutina puede costar más de lo que parece y acabar en el conocido como síndrome postvacacional, un conjunto de síntomas y emociones negativas que aparece al término de las vacaciones y que puede prolongarse hasta quince días, según advierten los psicólogos.
Según los expertos no hay que preocuparse por este síndrome, ya que no es un cuadro clínico, sino un «proceso de adaptación» para volver a la práctica laboral. De hecho, lo normal es que los síntomas duren entre dos y tres días, aunque en algunas personas se alarga hasta las dos semanas.
Si la sintomatología dura más, los profesionales recomiendan acudir a un médico y pedir ayuda psicológica. Tal y como explica Mercedes Bermejo, la vocal del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, existen personas que experimentan estos sentimientos «de una forma muy intensa», hasta el punto de que se pueden «bloquear en el proceso de adaptación».

Síntomas más comunes

Entre los síntomas más comunes de este síndrome destacan el desánimo, la apatía, los pensamientos negativos, el insomnio o la irritabilidad, según detalla el psicólogo del Colegio de Psicólogos de Madrid Miguel Hierro.
Una mejor gestión de este periodo puede ayudar a prevenir la aparición de cuadros ansiosos-depresivos y a mejorar las relaciones de pareja y familiares.
Aunque depende de cada persona, y no todas lo experimentan, «el volver a una rutina que requiere exigencia y estrés elevado hace que la vuelta sea más costosa», incide Bermejo.

Niños y adolescentes

La vuelta a los horarios establecidos hace que, en ocasiones, se produzca un «choque muy fuerte que el cuerpo nota», según señala la psicóloga Silvia Álava a Europa Press.
Además, el paso del bienestar y la felicidad a un escenario de estrés y exigencia afecta al estado de ánimo y produce un malestar en general no sólo en los adultos, sino también en niños y adolescentes.
En etapas tempranas de la infancia y la adolescencia hay que tener un especial cuidado, en especial cuando están en un «proceso de maduración cerebral o cambios hormonales», ya que estos cambios bruscos pueden crear una sintomatología más severa, sostiene Bermejo.

Consejos para sobrellevar el síndrome

Para volver a la rutina con normalidad los expertos recomiendan que el cuerpo esté bien descansado y marcar unos objetivos a corto plazo, de manera progresiva y poco exigente, adaptándose a la rutina «cuidando el bienestar y la salud mental».
Es necesario además adecuar los horarios unos días antes de la vuelta, buscar actividades que entretengan y planificar el trabajo con el objetivo de que el cambio, al final, «sea lo menos brusco posible».
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