La IA requiere una regulación universal y aceptada por todos los países
Análisis
¿Limitar o prohibir? La IA ante la decisión que cambiará el mundo
La democratización de la inteligencia artificial dibuja un futuro incierto si no se toman las medidas correctas
Corría el año 1944. Con el final de la II Guerra Mundial, Estados Unidos convocó en Chicago a 54 países con en fin de tomar medidas ante el futuro que le esperaba a la aviación comercial. Un negocio interrumpido por la guerra, del que se había hablado en París en 1919, pero que prometía cambiar la sociedad de aquel momento.
Tras aquella reunión se formalizó un organismo especializado, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), con el fin de organizar y apoyar la intensa cooperación internacional que requeriría la incipiente red de transporte aéreo mundial.
Una norma superior y aceptada por casi todos los países que se conserva hasta nuestros días y que permite que una industria tan potente tenga un regulador único para la gestión de todo lo relativo a la aviación. Incluidas las investigaciones sobre accidentes.
Panel de expertos
Salvador Estevan, director general de Digitalización e Inteligencia Artificial del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, comentó en la Cátedra en la que colaboran la Universidad CEU San Pablo y Google que «se debe regular el uso de la tecnología, no la tecnología en sí» y anunció que la intención es «cerrar el reglamento durante la presidencia de España en la UE». Además, Estevan entró a valor la prohibición de usos y los altos riesgos y puso como ejemplo «que la IA haga profiling social no sería ético, ni justo, ni moral», en referencia a que pueda recopilar datos y sacar conclusiones sobre los comportamientos sociales.
Que la IA haga 'profiling' social no sería ético, ni justo ni moralDirector general de Digitalización e Inteligencia Artificial
Leonardo Cervera, director del Supervisor Europeo de Protección de Datos (SEPD) recordó en la misma mesa que «en cada revolución industrial hay algo que define el sesgo de lo que hablamos: carbón, acero, petróleo, electricidad y, ahora, IA y datos».
Cervera distinguió dos tipos de IA, la que replica a la inteligencia humana y la que intenta superar al propio ser humano y avisó de que «la IA no arregla todo, las máquinas se equivocan porque actúan como han sido programadas y si el componente humano se equivoca, la máquina, más porque es muy opaca».
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El director del SEPD fue quien puso el ejemplo de la aviación y lo definió asegurando que «los líderes de la época tuvieron la grandeza de miras para regular esto de una sola manera internacional porque la seguridad no es un coste, es un elemento fundamental para la existencia del negocio».
Sobre la futura regulación, Cervera pidió una regulación única porque «los aviones de la IA nunca van a despegar, las empresas se asfixian con normativas diferentes en cada lugar con un coste tremendo».
Los aviones de la IA nunca van a despegar, las empresas se asfixian con normativas diferentesDirector del SEPD
Otra voz autorizada para hablar de la futura regulación de la IA es Miguel Conde-Lobato, fundador y director creativo de la agencia de publicidad BAP&Conde. Sostiene que el miedo a la Inteligencia Artificial tiene su origen en que esta «haga lo que no te dicen», puesto que «el problema es lo que ocurre por detrás», como ocurrió «con el Big Data», con cesión involuntaria de datos y tras «saltarse las limitaciones legales y éticas, pervertir las reglas del juego».
«Y hay otro gran riesgo, que es el impacto en el mercado laboral. Hay un dato muy negativo dentro del estudio que es que casi un 40 % cree que su propio trabajo va a desaparecer y, además, lo considera deseable. Estamos viendo que nuestra parte más insolidaria, más vaga y más antisocial está saliendo un poco a la luz. También hay una parte de pensamiento mágico, el sueño del ser humano es vivir sin trabajar», agrega.
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