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La tormenta perfecta de la memoria RAM: por qué ha subido un 300 % y qué pasará con tu próximo ordenador
La explosión de la inteligencia artificial ha disparado la demanda, los precios se han multiplicado y la industria se prepara para meses de tensión con ordenadores más caros, móviles con menos memoria y un futuro de hardware menos accesible
La memoria RAM es el espacio de trabajo del ordenador, del móvil, la tablet o la consola. Ahí se cargan el sistema operativo, las apps y los datos que se están usando en cada momento. Sin ella, el procesador tendría que ir constantemente al almacenamiento, mucho más lento, y cualquier acción como abrir un navegador, editar una foto, jugar... se convertiría en una algo desesperante. Cuanta más RAM disponible, más tareas simultáneas puede combinar un equipo sin atascarse.
Lo que hasta hace nada era un componente relativamente barato se ha convertido en el gran quebradero de cabeza de la industria tecnológica. En cuestión de meses, los módulos de memoria DDR4 han subido en torno a un 158 % y la DDR5, estándar en los equipos más modernos, ha llegado a encarecerse más de un 300 % desde septiembre, según datos de consultoras como TrendForce y proveedores como OVH. Algunos kits de 32 GB DDR5 cuestan hoy más que una consola de nueva generación, y hay modelos que han cuadruplicado su precio desde finales de verano.
Los módulos de memoria DDR4 han subido en torno a un 158 %
Esta escalada llega, además, justo cuando el mercado de tarjetas gráficas se había normalizado. Ahora hay GPU de gama media y alta a precios razonables, pero el coste de la RAM convierte de nuevo el montaje de un PC en un artículo de lujo para muchos usuarios. En 2025 ya no es la gráfica la que descuadra el presupuesto, sino esos módulos alargados que hasta hace poco nadie sabía de su existencia.
IA y centros de datos: la tormenta perfecta
Detrás de esta subida hay un culpable claro. La inteligencia artificial y el despliegue masivo de centros de datos para entrenar y ejecutar modelos de IA generativa que exige cantidades gigantescas de memoria de alto rendimiento. Los grandes fabricantes como Samsung, SK Hynix y Micron, un oligopolio que domina el mercado, han redirigido buena parte de su capacidad hacia esos productos más rentables, dejando en segundo plano la RAM normal para ordenadores y móviles.
Ante el aviso de escasez, tanto las grandes tecnológicas como los propios consumidores han empezado a comprar memoria por adelantado
Esa reorientación se combina con otro fenómeno clásico en las crisis de componentes como es el acopio preventivo. Ante el aviso de escasez, tanto las grandes tecnológicas como los propios consumidores han empezado a comprar memoria por adelantado, alimentando un círculo vicioso de falta de stock y subidas constantes. La propia Micron ha anunciado el cierre progresivo de su marca de consumo para dedicar sus fábricas a memoria para IA, lo que reduce aún más la competencia en el escaparate doméstico.
Un mercado tensionado
El impacto ya se nota en todo el ecosistema. Quien quiere ampliar su ordenador debe pagar mucho más por los mismos gigabytes o renunciar a la actualización. Los aficionados a montar PC por piezas, que venían de un periodo de precios históricamente bajos, son de los más golpeados ya que montar un equipo con DDR5 implica hoy asumir un sobrecoste de varios cientos de euros solo en memoria.
En el lado profesional, las cuentas tampoco cuadran. Los operadores de centros de datos y grandes empresas calculan que el encarecimiento de RAM y SSD puede elevar entre un 15 % y un 25 % el coste de sus servidores a corto plazo lo que presiona también los precios de servicios en la nube y alquiler de infraestructura. A la vez, la memoria flash NAND sigue un camino parecido, lo que anticipa SSD y almacenamiento más caros en los próximos meses.
Dispositivos más caros… o con menos memoria
La industria de consumo ya está moviendo ficha. Fabricantes de ordenadores portátiles y sobremesa han empezado a avisar de subidas de precio ligadas explícitamente al coste de la RAM, mientras otros optan por una reduflación tecnológica, es decir, mantener el precio pero reducir especificaciones, sobre todo la cantidad de memoria. En móviles, varios análisis apuntan a que 2026 verá el regreso de configuraciones de 4 GB de RAM en gamas de entrada y la consolidación de 6–8 GB como techo para muchos modelos medios lo que frenará la carrera hacia los 12 o 16 GB.
Fabricantes de ordenadores portátiles y sobremesa han empezado a avisar de subidas de precio ligadas explícitamente al coste de la RAM
En portátiles y PC premontados, la intención es ofrecer equipos con 8 GB como base allí donde hace un año se daban 16, o bien mantener los 16 GB a costa de subir el precio final. Para el usuario, el resultado se traduce en pagar más por mantener el nivel de prestaciones al que se había acostumbrado, o aceptar dispositivos menos preparados para el futuro.
Apple, la excepción que confirma la regla
En medio de este terremoto, Apple juega a otro nivel. Mientras Dell, HP o Lenovo trasladan a catálogo la volatilidad del mercado, la compañía de Cupertino mantiene por ahora sus precios de actualización de memoria y ha convertido los 16 GB en base en buena parte de su gama MacBook, tanto Air como Pro. Sus contratos a largo plazo con gigantes como Samsung o SK Hynix, y el hecho de integrar la RAM directamente en los chips M, le dan una posición de fuerza que contrasta con el resto del sector.
MacBook Pro Space Black
Esa burbuja tiene truco porque Apple partía de márgenes muy altos y de subidas de precio históricamente criticadas por cada salto de memoria. La crisis actual no hace más baratos sus productos como más caros los del resto, hasta el punto de que las configuraciones oficiales de RAM de Apple parecen, por primera vez en años, una opción estable en medio de estos precios desbocados.
Las previsiones no invitan al optimismo. En el sector se habla de tensiones con fabricantes de memoria y se esperan más subidas de precios debido a las necesidades de la IA. Si se cumplen esos augurios, montar o actualizar un PC potente será, durante un tiempo, una decisión cada vez más cara, y los dispositivos tendrán que recortar en esa memoria RAM invisible que marca la frontera entre un equipo que vuela y otro que envejece antes de tiempo.